IGLESIA Y
FAMILIA: PRESENTE Y FUTURO EN EL DESAFIO N:4 DEL CONCILIO PLENARIO DE
VENEZUELA
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FACULTAD DE
DERECHO CANONICO
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PAOLO
APONTE
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13/05/2011
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INTRODUCCION.
El primer Concilio Plenario de Venezuela según lo definió la
conferencia Episcopal Venezolana durante su presentación, es uno de los eventos
eclesiales más importante y significativo que ha tenido la Iglesia en Venezuela
durante toda su historia, lograr que todas las Diócesis se sintieran
involucradas en un mismo horizonte y en un mismo proyecto. El fin del Concilio tuvo como sentido
y finalidad concretar la "nueva evangelización" e impulsar una mayor
fidelidad y entrega a Dios, mediante un encuentro vivo con Jesucristo que
lleve: a una conversión personal y comunitaria; a una mayor comunión eclesial;
a una más amplia solidaridad social, particularmente con los más pobres.
Dentro de sus objetivos
La Iglesia en Venezuela, a través del Concilio Plenario, se propone como meta:
renovar la vida según el mensaje de Jesucristo; hacer de los valores
evangélicos savia y fermento de una nueva sociedad; favorecer en los fieles
cristianos la coherencia entre la fe y la vida; superar en todas partes las
injusticias y fallas sociales; fomentar la dignidad humana y una recta vida
familiar, laborar política y económicamente.
El Concilio Plenario de Venezuela
se desarrollo en varias etapas, los cuales fueron: la fase ante preparatoria,
la cual se comenzó el 13 de julio de 1997, en Coro, coincidiendo con la
apertura del año Jubilar de los 500 años de Evangelización en Venezuela; la
fase preparatoria, la cual se dio comienzo en enero de 1998 con la Carta
pastoral Colectiva “Guiados por el Espíritu Santo”; El 26 de noviembre de 2000
se dio inicio a la inauguración del Concilio el día de la fiesta de Cristo Rey
y se comienza la fase celebrativa con la Primera Sesión Conciliar del 27 de
noviembre al 2 de diciembre de ese mismo año. En total se celebraron 6 Sesiones
Conciliares, siendo la ultima, la del 27 de julio al 3 de agosto de 2005.
Posterior a esto, los Documentos Conciliares, de acuerdo a la norma del canon
446 del Código de Derecho Canónico, fueron enviados a la Sede Apostólica para
su reconocimiento, aprobándose los 16 documentos conciliares. La Solemne
Clausura del Concilio Plenario de Venezuela y la Promulgación de los Documentos
Conciliares fue el 07 de Octubre de 2006, iniciándose su difusión y puesta en
práctica en todos los rincones de Venezuela a partir de esta fecha.
El documento Conciliar numero seis
(6) tiene por título Iglesia y familia: presente y futuro. Los padres
conciliares asumieron como metodología para la elaboración de los esquemas el
ver, juzgar y actuar. En el ver se hace un análisis pastoral de la realidad,
subrayando los núcleos problemáticos; en el juzgar se ofrece una iluminación
teológico-pastoral a partir de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la
Iglesia, tanto Universal como particular; y en el actuar, se identifican
desafíos y se establecen orientaciones pastorales y normas conciliares. Mi
trabajo de investigación estará centrado en el actuar. Es por eso que he escogido
por título el cuarto desafío, los cuales serán profundizados con la doctrina
del magisterio eclesiástico a la luz del código de derecho canónico, que
establece las normas para la Iglesia universal. Es cierto que no será nada
novedoso, pero ayudará a enriquecer algunos temas de nuestro Concilio Plenario que
está en la fase de hacerse conocer a lo largo y ancho de nuestro país.
CAPITULO I
AMPLIAR Y REFORZAR LA PASTORAL
FAMILIAR.
En muchos documentos de la Iglesia,
hemos podido leer sobre la importancia que reviste la Pastoral Familiar, con una
intención por parte de la sapiente Madre
y Maestra con el fin de educar, generar valores y más aún para reforzar de este
modo la estructura familiar que es la base de toda sociedad humana. Cada
Iglesia particular en el mundo se organiza para llevar a cabo esta noble misión,
más que una tarea es un deber para todo pastor de almas, este principio está
consagrado en el Código actual de Derecho Canónico can. (1063,1) que cito:
1063 Los pastores de almas están obligados a procurar que la propia comunidad
eclesiástica preste a los fieles asistencia para que el estado matrimonial se
mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la perfección. Ante todo, se
ha de prestar esta asistencia:
Mediante
la predicación, la catequesis acomodada a los menores, a los jóvenes y a los
adultos, e incluso con los medios de comunicación social, de modo que los
fieles adquieran formación sobre el significado del matrimonio cristiano y
sobre la tarea de los cónyuges y padres cristianos.[1]
Nuestro
primer Concilio Plenario Venezolano reviste una novedad para la vida eclesial pues
por primera vez toda la Iglesia en Venezuela reunida se escruta, se interroga y
planifica para mejorar y actualizarse, profesar su comunión al Romano Pontífice
y celebrar con fe y amor el hecho de ser miembros de un mismo cuerpo.
Veamos que
nos dicen las normas del C.P.V con respecto al cuarto desafío:
I.I NORMAS DEL
C.P.V
Para
ello el C.P.V en los números 75- 80 propone:
ü Consolidar
el Departamento Nacional de Pastoral Familiar, desde una visión de pastoral de
conjunto, estimulando la participación de especialistas, de movimientos, de
parejas, para un efectivo apoyo a la familia y a la organización de los
secretariados diocesanos.
ü Fortalecer
los Secretariados Diocesanos de Pastoral Familiar o crearlos en las diócesis
donde no existan.
ü Promover
la formación de equipos parroquiales de pastoral familiar, en interrelación con
el secretariado diocesano.
ü Promover
la formación permanente de los agentes animadores de la pastoral familiar en
los distintos niveles de Iglesia
ü La
Conferencia Episcopal procurará la incorporación de temas de estudio, formación
e investigación sobre la Familia, así como de Pastoral Familiar en el pensum de
los Seminarios para formar a los futuros sacerdotes en la pastoral de la familia.
1.2 LA FAMILIA: VISION GENERAL
CENTRADA EN NUESTRO CONTEXTO LATINOAMERICANO ILUMINADA POR EL MAGISTERIO DE LA
IGLESIA Y EL C.I.C.
La Iglesia en Venezuela impulsa el
matrimonio sacramental y defiende el protagonismo irremplazable de la familia
que, por derecho natural, tiene la función procreadora, educadora y formadora
de comunidad de amor y de vida. La Iglesia es consiente y sabe lo importante
del rol que Dios le ha dado a la familia. El ser humano no podrá jamás
obviarla, olvidarla o desconocerla y ninguna institución, ningún grupo, ninguna
sociedad, ninguna cultura que se precie de sana, armónica y realizada puede
negar que el hombre nace, se forma, se consolida y parte de una familia.
El
Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium
et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual, en el capítulo I habla sobre
la Dignidad del matrimonio y de la familia en su N: 47 dice: “El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está
estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Por
eso los cristianos, junto con todos lo que tienen en gran estima a esta
comunidad, se alegran sinceramente de los varios medios que permiten hoy a los
hombres avanzar en el fomento de esta comunidad de amor y en el respeto a la
vida y que ayudan a los esposos y padres en el cumplimiento de su excelsa
misión; de ellos esperan, además, los mejores resultados y se afanan por
promoverlos”.
No
podemos olvidar cómo en los siguientes números de la misma constitución se
señala: el carácter sagrado de la familia (n.48), su progreso es obra de todos
(n.52), el amor conyugal debe ser único (n.49), el matrimonio y el amor
conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación
de los hijos (n.50), deben compaginarse con el respeto a la vida humana (n.51).[2]
Está claro cómo el magisterio de la iglesia a
través del Concilio Ecuménico evidencia
la importancia de la familia siendo ésta parte importante de la sociedad, y la
Iglesia reconoce que allí tiene una gran pastoral, una gran misión que cumplir,
y se siente co-formadora de la familia y seguirá siéndolo. Lamentablemente
existen numerosos grupos familiares donde Dios no es el centro de la vida
familiar y en consecuencia la familia se ha ensombrecido. El Concilio Vaticano
II lo evidencia y podemos ver que menciona el hecho diciendo que hay varias
deformaciones que oscurecen la dignidad del matrimonio y la familia (n.47).[3]
La
formación de los grupos familiares depende de factores culturales, sociológicos
distintos y se hace necesario “aterrizar” en toda esta realidad, mirando
nuestra cultura latinoamericana. A partir de 1955 tras el pedido del su Santidad el Papa Pio
XII, se dio origen a las conferencias general del episcopado latinoamericano
conocida con el nombre de (CELAM). Ella reúne a los obispos de Latinoamérica y
el Caribe. En las diversas reuniones generales del episcopado latinoamericano
la familia y por ende la pastoral familiar ha sido tema de estudio. Por tal
motivo, señalaremos algunos pasajes importantes:
Medellín 1968: PAPEL DE LA FAMILIA LATINOAMERICANA
"Un hecho muestra bien el vigor y
la solidez de la institución matrimonial y familiar: las profundas
transformaciones de la sociedad contemporánea, a pesar de las dificultades a
que han dado origen, con muchísima frecuencia manifiestan, de varios modos la
verdadera naturaleza de tal institución"[4].
Es por tanto necesario tener en cuenta
la doctrina de la Iglesia para fijar una acción pastoral que lleve a la familia
latinoamericana a conservar o adquirir los valores fundamentales que la
capacitan para cumplir su misión. Entre estos, queremos señalar tres
especialmente: la familia formadora de personas, educadora en la fe, promotora
del desarrollo.
Puebla
1979: LA FAMILIA: haced todos los esfuerzos para que haya una
pastoral familiar, atended a campo tan prioritario con la certeza de que la
evangelización en el futuro depende en gran parte de la Iglesia doméstica. En
la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a la vida, a la
dignidad del hombre. Es esta pastoral tanto más importante cuanto la familia es
objeto de tantas amenazas. Pensad en las campañas favorables al divorcio, al
uso de prácticas anticoncepcionales, al aborto, que destruyen la sociedad.[5]
Santo
Domingo 1992: en el número 31 del documento se invita que dentro de la
nueva evangelización y de la promoción humana debe ocupar un puesto
privilegiado y fundamental la familia, donde se origina la vida. Hoy es
necesario y urgente promover y defender la vida, por los múltiples ataques con que
la amenazan sectores de la sociedad actual.[6]
Aparecida
2007: La Familia: es patrimonio de la humanidad entera. En nuestra
condición de discípulos misioneros de Jesucristo, estamos llamados a trabajar
para que esta situación (difíciles condiciones de vida que la amenazan) sea
transformada, y la familia asuma su ser y su misión.
Desde
una perspectiva del Derecho eclesiástico: el canonista debe tener presente que
ni el matrimonio ni la familia deben su sacramentalidad a la acción de los
hombres, al reconocimiento eclesial o social, pero son en si manifestación del
gran misterio, esto se traduce en clave jurídica, en tres importantes
consecuencias para el Derecho Canónico: A) la Iglesia extiende su jurisdicción
sobre la familia en cuanto auctoritas,
toda la humanidad, sin limites de espacio y tiempo. B) el meollo de la
sacramentalidad (el misterio) es común tanto al matrimonio cristiano como el
natural. C) la familia es sociedad soberana sea en el interno de la comunidad
nacional e internacional, sea al interno de la Iglesia- comunidad.[7]
En fin, la lectura
de estos documentos de nuestro magisterio, nos puede revelar la preocupación o
solicitud con que la Iglesia ha visto, ve y visiona la familia. Como hombres de
Iglesia y más particularmente de esta Iglesia Latinoamericana, no nos queda
otro camino que el de seguir transitando la vía de una nueva evangelización.
Con un evangelio que promueva al hombre para el disfrute de su temporalidad,
como inicio de la construcción de una nueva tierra y un cielo nuevo, comprometidos
en la tarea de impregnar con la vivencia de los valores evangélicos nuestra
cultura que no debería ser otra, ni diferente a la que Cristo nos propuso como
modelo de vida: el amor como principio y fin de la vida eterna[8].
1.3 MATRIMONIO Y FAMILIA EN LA
ESTRUCTURA PASTORAL SEGÚN LO RECOMENDADO EN LAS NORMAS DEL C.P.V.
La pastoral familiar, como toda pastoral organizada, requiere
de equipos y de personas comprometidas y cualificadas para su organización y de
la implementación de espacios, grupos y equipos de Pastoral familiar en los
diferentes niveles de la Iglesia, teniendo en cuenta también los movimientos
familiares que garanticen su continuidad y las metas de la pastoral a favor de
las familias.
A nivel Nacional: Al servicio de toda la Iglesia Venezolana
la Conferencia Episcopal Venezolana ha constituido la Comisión Episcopal de
Familia e Infancia, de la cual depende el Departamento Nacional de Pastoral
Familiar e Infancia cuyo objetivo son la animación, promoción, acompañamiento y
consolidación de la pastoral familia en las Iglesias particulares, para que las
familia sean evangelizadas y evangelizadoras.
La pastoral familiar a nivel nacional busca, ante todo,
promover la formación de agentes, la creación de estructuras ágiles y eficaces,
la elaboración de programas y proyectos y la promoción, animación y
acompañamiento de la organización pastoral de las familia en los diferentes
niveles de la Iglesia[9].
Consejo Nacional de Pastoral Familiar: Cuyo objetivo es tratar de desarrollar
una estructura que represente a la Iglesia en la Pastoral Familiar en la
organización y planificación en comunión con el Departamento Nacional.
A nivel Provincial: La comisión Episcopal de familia e
Infancia a través del Departamento Nacional, hizo la propuesta de la creación
de los Consejos Provinciales de Pastoral Familiar e Infancia, dirigidas por un
representante elegido para representar a toda la provincia a nivel nacional a
su vez este representante tiene que dirigir y convocar las comisiones de los
estados que forman la provincia con la cual se busca promover y acompañar en
las diferentes Provincias la Pastoral Familiar.
A nivel Diocesano: La Pastoral Familiar a nivel diocesano
busca la coordinación, promoción, animación, y formación de agentes para la
organización de la pastoral familiar.
A nivel Parroquial: Cada parroquia debe procurar la
implementación de un equipo de pastoral familiar, impulsado y promovido por su
párroco en comunión con el equipo diocesano, donde a su vez el equipo procurará
la promoción, acompañamiento, animación y organización de la pastoral familiar
parroquial.[10]
1.4 PREPARACION AL MATRIMONIO.
El
Concilio Plenario de Venezuela, con el fin de valorar dicho sacramento a la luz
del amor de Dios, se mantiene atenta para que los departamentos, agentes
parroquiales y nuestros pastores ofrezcan una especial atención hacia quienes
han descubierto la grandeza de esta vocación tan maravillosa al servicio de la
vida.
1.4.1
NORMAS DEL
C.P.V.
ü Promover,
con el apoyo de los Departamentos de Pastoral Familiar, programas más prolongados
de preparación al matrimonio que asuman las distintas etapas (remota, próxima e
inmediata), ofreciendo una evangelización y catequesis a las futuras parejas.
ü La
preparación remota al sacramento del matrimonio:
Comienza en la niñez, que es la etapa del afianzamiento de los valores
familiares y sociales y momento decisivo en la formación del carácter y del
autodominio. La pastoral familiar procurará acuerdos pastorales con las
pastorales de evangelización, catequesis, pastoral educativa, juvenil y social,
para incorporar en sus programas el tema del matrimonio y la familia, el amor y
la sexualidad.
ü La
preparación próxima: Tiene su ámbito apropiado en el
noviazgo y coincide generalmente con la juventud. Tanto la pastoral familiar
como la juvenil deben intervenir en ese momento, como un momento de gracia para
acompañar a los novios en el “descubrimiento recíproco, pero también de la
profundización de la fe y consiguientemente de los dones sobrenaturales
especiales para la espiritualidad personal e interpersonal”[11].
Conocida la situación presente del noviazgo como una realidad que tiende a
desaparecer o se vive distorsionadamente, ya que los jóvenes inician sin más su
vida de pareja, será importante que la pastoral promueva el noviazgo con su
valor humano y cristiano:
Se promoverá la participación de parejas
bien formadas que puedan desempeñar el servicio de parejas padrinos; entre
otras funciones acompañarán a los novios, que por circunstancias muy
especiales, no puedan seguir el itinerario regular de la preparación
pre-matrimonial.
Desde el Departamento Nacional y
Secretariados Diocesanos, se promoverán itinerarios de catequesis, como
preparación humana y cristiana al sacramento del matrimonio, con especial
énfasis sobre el compromiso que adquieren como pareja y futuros padres, y sobre
los aspectos de la paternidad y maternidad responsables que les pide el Señor
de la Vida. Para la formación de agentes en este campo, se impulsará la
constitución de equipos a nivel nacional y diocesanos capaces de elaborar y
ejecutar programas de formación adaptados a las nuevas exigencias de la
preparación al matrimonio. Se estimulará también la producción de guías o
manuales y otros subsidios oportunos.
ü La
preparación inmediata se concentra en los últimos encuentros
entre los novios, la
Parroquia y los agentes pastorales, previos a la celebración
de la boda. En este sentido:
Los pastores y agentes de pastoral
familiar promoverán la realización de momentos de oración y de reflexión como
retiros, encuentros o escuelas para novios, fines de semana, u otras
actividades previstas para acompañar a los novios en la experiencia del
encuentro con Dios, así como en el encuentro y la comunicación mutua.
Se promoverá que la celebración
litúrgica del sacramento sea digna, auténtica y sobria al mismo tiempo, y se
preparará adecuadamente a los novios, familiares y testigos en la riqueza de la
celebración, tanto en sus signos como en sus oraciones y textos bíblicos. Se
procurará involucrar a los novios en la selección de los textos bíblicos y en
la selección de otras formas de participación en la celebración. Se motivará a
los novios a realizar la celebración litúrgica de su matrimonio en la propia
comunidad parroquial como signo de pertenencia eclesial[12].
1.5 LAS TRES ETAPAS DE LA PREPARACION
AL MATRIMONIO EN LAS NORMAS DEL C.P.V
En las normas del
Concilio Plenario de Venezuela se destacan tres estadios durante la preparación
al matrimonio como lo define también la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio n.66 en la cual hace referencia a: la
preparación remota, próxima e inmediata, veamos con particular énfasis cada uno
de ellos:
La preparación remota: cuando
en una familia reina el amor, hay responsabilidad, hay dialogo, comprensión y
se crea entre ellos una especie de dependencia de manera tal, que como todos necesitan
de todos, pues se sienten inclinados a ayudarse mutuamente, de ahí que la
familia sea tomada como comunidad de vida y de amor. Urbano Sánchez nos enfoca
este aspecto de esta manera:
“que en esa pequeña comunidad como lo es
la familia se tiene que cultivar el respeto, los valores, las virtudes y
también se tiene que inculcar a todos la responsabilidad y además que hay que
combatir el egoísmo, el orgullo, el materialismo y aceptar humildemente los
defectos de los demás, cuando se casan ellos se prometen como esposos a mirar
los dos en la misma dirección, pero no es fácil tener este propósito en pie
porque llegan los problemas, los conflictos y con ellos también la inseguridad,
pero es que estos problemas y conflictos forman parte de la vida cotidiana”.[13]
La
familia debe ser escuela del más rico humanismo, la familia es por tanto
Iglesia doméstica. De allí recibimos la fe Cristiana heredada de nuestros
padres. La familia es la primera escuela de virtudes sociales, hay que
reconocerlos (a los padres) como los primeros y principales educadores de sus
hijos, encuentran en la familia (los hijos) la primera experiencia de una
saludable sociedad humana y de la sociedad domestica. Toda esta suma de valores
y de buen vivir crean precedentes para que luego las futuras generaciones
busquen imitar y hacer su propio núcleo familiar a imagen y semejanza de lo que
un día vivieron.
Preparación próxima: el
C.P.V hace referencia al ámbito del noviazgo, entendiéndose como la relación afectiva, previa al matrimonio,
que se establece en personas de sexo diferente, con la finalidad de conocerse.
Para formar pareja es necesario que el hombre y la mujer tengan la capacidad de
relacionarse íntima y profundamente, y de asumir solidaria y responsablemente
las tareas del matrimonio; ello implica una etapa de preparación previa.
La
importancia del noviazgo radica en que es la única oportunidad que tienen los
futuros cónyuges de conocerse, de apreciar recíprocamente los diferentes
aspectos de sus personalidades, sus gustos y sus aficiones, de adquirir
conocimientos mutuos de las diferentes posiciones en lo relativo en los
aspectos morales, sociales, religiosos, políticos, etc, de identificar sus respectivos
defectos y virtudes, habilidades y capacidades. Si en esta etapa del noviazgo
prevalece lo afectivo, conduce al noviazgo verdadero, si prevalece lo sensual,
convierte a los novios en amantes. El tiempo del noviazgo, por lo tanto, es
demasiado importante y sagrado, y no debe ser tratado y vivido como un
pasatiempo o diversión, o una moda fruto de la época, cargado de sentimientos y
pasiones vacios, en donde reina la cantidad de conquistas y trofeos, siendo en
realidad un bello camino hacia una mayor madurez de los dos.[14]
Preparación inmediata: según
la Exhortación Apostólica Familiaris
Consortio, la celebración del sacramento del
matrimonio debe tener lugar en los últimos meses y semanas que preceden a las
nupcias, como para dar un nuevo significado, nuevo contenido y forma nueva al
llamado examen prematrimonial exigido por el derecho canónico. De todos modos,
siendo como es siempre necesaria, tal preparación se impone con mayor urgencia
para aquellos prometidos que presenten aún carencias y dificultades en la
doctrina y en la práctica cristiana. Entre los
elementos a comunicar en este camino de fe, análogo al catecumenado, debe haber
también un conocimiento serio del misterio de Cristo y de la Iglesia, de los
significados de gracia y responsabilidad del matrimonio cristiano, así como la
preparación para tomar parte activa y consciente en los ritos de la liturgia
nupcial.[15]
En
este momento las parejas prontas a casarse comienzan su preparación al porvenir.
Las parroquias en Venezuela organizan los cursos prematrimoniales que tienen
lugar un fin de semana dentro de cada mes organizado por la pastoral familiar
de las diócesis. También en las mayorías de parroquias existen los equipos de
liturgia que junto con los novios organizan los folletos o el tríptico para
seguir paso a paso la liturgia del matrimonio haciendo ensayos (in situ) con
los futuros esposos para que la ceremonia se haga de una manera digna y sin
improvisaciones, otras parejas, el día antes de boda, hacen peregrinaciones a
los santuarios marianos Diocesanos con el fin de colocar un ex-voto de su etapa
de noviazgo y dedicar su matrimonio a la Santísima Virgen para que sea su guía
y los cubra con su manto de bendiciones durante el camino que están por
comenzar.
CAPITULO II
ACOMPAÑAMIENTO A LA VIDA FAMILIAR.
En
este sentido el C.P.V en los números del 85 al 92 nos dicen que debemos:
ü Asumir los retos de la
Nueva Evangelización de la familia como primer lugar de la evangelización. Para
lograr esta finalidad, la Iglesia promoverá, en sus parroquias y comunidades
cristianas, grupos comunitarios de familias como medio para el anuncio del
Evangelio. Esto exige comprometer a las familias, grupos de apostolado y otros
servicios pastorales, a iniciar en su propio ambiente la evangelización de la
familia, la escucha de la Palabra, la oración y la reflexión comunitaria.
ü Acompañar a la familia en el fortalecimiento
de los vínculos afectivos, del respeto mutuo, de la comunicación, la
solidaridad y la responsabilidad[16].
ü Estimular iniciativas orientadas a promover la
familia como una auténtica y madura comunión de personas, con programas de
capacitación para su participación social, política y educativa que requiere la
sociedad.
ü Apoyar el rol educativo de la familia,
promoviendo programas de formación permanente en los centros docentes, con la
participación de educadores, sociedades de padres y representantes, los propios
alumnos y miembros de la comunidad[17].
ü Promover la celebración cristiana de programas
como: Semana de la Familia, Abrazo en Familia, Semana de la Vida, Jornada del
Niño por Nacer, Día del Niño, Día del Padre, Día de la Madre, Día de los
Abuelos y otras celebraciones familiares.
ü Favorecer la participación de la familia en
asociaciones y movimientos dedicados a la formación humana y cristiana de la
misma.
ü Estimular, mediante programas integrales
humanos y cristianos, la santificación de hogares y promover su celebración
comunitaria.
ü Profundizar la espiritualidad familiar desde
el modelo de “Iglesia doméstica”, por medio de la escucha de la Palabra
de Dios, de la oración y de la búsqueda del camino espiritual específico como
vocación hacia la santidad.
2.1
LA FAMILIA OBJETIVO DE LA “NUEVA EVANGELIZACION”.
Para enmarcar la institución
familiar como unos de los objetivos de la "acción evangelizadora" es
necesario conocer qué significa evangelizar y es necesario recordar a la
Exhortación Apostólica Evangelii
nuntiandi de Pablo VI cuando nos dice: "Evangelizar significa para la
Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y con su
influjo, transformar desde dentro, renovar la misma humanidad…la finalidad de
la evangelización es el cambio interior… la Iglesia evangeliza cuando, por la
sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo
la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos
están comprometidos, su vida y ambientes concretos."[18]
La familia debe hacerse
misionera de su propia condición. El matrimonio es esencialmente un
corresponsal de la obra y de la creación de Dios. “Ustedes son mi imagen y
semejanza” en medio de la creación. Es muy importante el hecho de que como
familia se sientan enviados por Dios al mundo, sentirse misioneros para dar las
buenas noticias de la vida conyugal.
Sería
muy provechoso que al recibir toda esa motivación y catequesis que ofrecen los
diferentes centros o secretariados avocados a la formación familiar, hicieran
de la familia testigos del evangelio, lectores continuos de la Palabra de Dios
que debe esta convertirse en vida conyugal y que automáticamente pasara a ser
texto para la misión en su comunidad, y es que toda palabra nacida del corazón
se convierte en evangelio de vida para otros. El versículo “miren como se aman”[19]
es el logotipo de la proyección apostólica familiar.
Es muy
importante el testimonio, pues es la verdadera palabra que anuncia. La mentira
tiene demasiados agujeros por donde proyecta su propia sombra. Cuando hay un
verdadero testimonio las demás palabras se pronuncian con peso y autoridad, por
algo decía Jesús: “si no creen en mí al menos crean en mis obras”.[20]
El Padre Antonio Gracia, quien es un gran animador de los encuentros familiares
en Venezuela, dice que en la familia debe ser formadora y promotora humana, pues en la familia se cultivan y
fomentan los valores humanos del la igualdad, de la verdad del amor, de la
justicia, de la sinceridad, del compartir y de la solidaridad. Ahí se siembra
la verdadera semilla de la fraternidad, del respeto, de la igualdad. Ahí se
fragua la verdadera política social.
Además,
añade que la familia es formadora
espiritual. Ellos se convierten en los primeros evangelizadores,
catequistas y sacerdotes de sus propios hijos. Ellos son la mejor noticia para
sus hijos. Son como el rostro de Dios. Con sus palabras los educan en la fe y
con su testimonio, los iluminan en su comportamiento. Ellos los ofrecen y
consagran a Dios. La familia unida, gozosa, creyente, revela el rostro
comunitario de Dios. Así de humilde se presenta el retrato de Dios. Pero así de
cercano, de nuestro.[21]
2.2
LA FAMILIA COMUNICADORA, SOLIDARIA Y RESPONSABLE.
Es importante hacer
referencia a un tema importante como lo es el dialogo familiar; este patentiza
y dinamiza la sociedad desde la familia, por ser ella la cuna de donde emana la
comunicación estable de toda la sociedad. El monólogo es conversación consigo
mismo, el dialogo es tarea de dos, es relacionarse de corazón a corazón. No es
simplemente hablar por hablar. Es abrirse y darse, es recibirse con amor y
delicadeza interior. La palabra es el vehículo externo de la realidad a
compartir. El dialogo se convierte así en una exigencia conyugal para lograr un
conocimiento mutuo, para afianzarse interiormente en la aceptación, en el
acoplamiento y en la proyección de vida. Sin comunicación no hay matrimonio. El
matrimonio no se construye con dos personas que se configuran voluntariamente
como sordomudos. El matrimonio es de oyentes y comunicantes.
¿Que
sucede cuando se carece de dialogo? Lógicamente la familia esta mal. Entre los
aspectos que producen la incomunicación encontramos un cultivo de actitudes
negativas en la familia y estas son: “las burlas, los gritos, las muecas, las
caras largas, los insultos, los reproches, el rencor, las ironías, las amenazas,
los sermones, la susceptibilidad, las discusiones, el acusar al otro, el
descalificar al otro, de manera brusca, el discutir por nada, el cerrarse a si
mismo, el juzgar la intención del otro, los castigos físicos o morales. El dar
portazos (…) y el dejar que la T.V. se imponga sobre el horario familiar”[22].
En contraposición
a todo esto se debe adoptar en la familia un actitud de escucha y comprensión. La
actitud de escucha sería prestar atención para percibir del otro su emisión
verbal y su emisión no verbal, escuchar el contenido de la palabra y la emoción
con que se pronuncia. Escuchar lo que dice, lo que quiere decir, lo que no se
atreve a decir por medio o porque no sabe cómo decirlo, o lo que dice de más
porque está invadido por una pasión que lo perturba emocionalmente. Comprender
no es estar de acuerdo, es sencillamente comprender. También esto es
importante; porque a veces alguien pudiera confundir comprender con estar de
acuerdo, y son dos cosas totalmente distintas. La humildad recrea la actitud de
escuchar y de comprensión, pues la humildad busca con honestidad la verdad del
otro con admiración. La humildad ayuda a crear el clima de libertad interior
necesario para acogerse desde una verdadera compresión.
Otro
valor que se debe inculcar en nuestras familias venezolanas es el de la
solidaridad. Este valor es fácil interpretarlo. Sería como avocarse a la causa
del otro, dar todo mi apoyo y mi consideración en los momentos más difíciles
que padezcan los miembros de la familia, en la realidad todos tenemos problemas,
unos más, otros menos, pero nadie se escapa de tener un mal momento. Por
ejemplo: en un momento de enfermedad, pérdida de empleo, un fracaso, una
tragedia etc. Es en ese momento que la
sangre llama y nos vemos motivados a ser solidarios y brindar nuestro apoyo a
los nuestros en esas situaciones que llegan al límite y que por ende nuestro
único recurso nos lleva a mirar en nuestra familia que son los únicos que
siempre estarán allí para darnos el consuelo y el apoyo en los momentos más
difíciles de nuestra existencia. El gran valor de tener una familia solidaria
es inmensurable. Cuando ejercemos esta solidaridad la familia crece, se
fortifica y acumula fuerzas y esas mismas diferencias enriquecerán nuestro
ambiente, recuperaremos la confianza perdida y miraremos el porvenir sin los
temores que antes nos sometían para afrontar nuevos caminos y nuevos retos.
En la Exhortación Apostólica “Familiaris Consortio” de Juan Pablo II, manifiesta que dentro del «
pueblo de la vida y para la vida », es decisiva la responsabilidad de la
familia: es una responsabilidad que brota de su propia naturaleza la de ser
comunidad de vida y de amor, fundada sobre el matrimonio y de su misión de «
custodiar, revelar y comunicar el amor ». De esta manera, la familia constituye
una comunidad de personas, el santuario de vida, el desarrollo de la humanidad,
el signo visible de participación de vida en la misión de la Iglesia.[23]
El valor de la responsabilidad debe convertirse en un
ingrediente fundamental dentro del núcleo familiar, los padres tienen allí una
hermosa labor de educar bajo este gran valor, cultivar la estabilidad en los
hijos, hacerlos sentir seguros de si mismos inclusive enseñarlos a ser
responsables y realizar actos responsables, mostrarles las obligaciones que
cada miembro posee, hacerlos responsables por las acciones que cometen. Sería
esto educar en la responsabilidad moral. No es tarea fácil promover el
mencionado valor dentro de la familia, mas sin embargo es imprescindible en la
formación de nuestros hijos, ya que ellos en el futuro serán testigos y maestros
de las nuevas generaciones de todos los valores que aprendieron a cultivar
durante su vida, siendo así la familia la primera escuela de educación y
patrimonio armónico de los valores fundamentales para una sociedad.
2.3
LA FAMILIA, LUGAR PRIVILEGIADO PARA EDUCAR EN LA JUSTICIA.
El amor de los padres respectos a los
hijos se concreta en la obligación de poner los medios necesarios para
educarlos convenientemente. Ello abarca todos los ámbitos de la vida. El fin de
la educación es la felicidad del hijo que
se obtiene en la medida en que tienda a lograr la plenitud de la existencia.
Por ello, el fin de la educación es alcanzar la unidad de vida del hijo y un
conveniente desarrollo intelectual y moral.
Los padres deben esforzarse en conjugar el cariño a sus
hijos con la fortaleza que requiere el logro de su formación. Si la justicia es
la virtud que nos hace dar a cada uno lo que le corresponde, se hace necesario
inculcar el valor de la justicia para evitar que se conviertan en adultos
egoístas creyéndose el “rey de la casa” o el ombligo del mundo y viva así
durante toda su niñez y juventud, además se convertirá en incapaz de descubrir
las necesidades de los demás. En todo caso, la educación debe ser educativa y
no simple desahogo pasional de los padres. Se debiera evitar todo permisivismo
con el fin de sortear posibles conflictos a futuro, pues este “permisivismo”
trae graves consecuencias; los padres deben actuar con prudencia, en todo caso
han de esmerarse en la elección de los modos de actuar pero no deberían
claudicar al momento de exigir a sus hijos aquellas actitudes que consideren
decisivas en su formación. El Papa Benedicto XVI, en un mensaje al respecto
dice que: “La familia es un fundamento indispensable en la sociedad y los
pueblos, así como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la
vida como fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Como
puso de manifiesto Jesús honrando a la Virgen María y a San José, la familia
ocupa un lugar primario en la educación de la persona. Es una verdadera escuela
de humanidad y valores perennes. Nadie se ha dado el ser a sí mismo. Hemos
recibido de otros la vida, que se desarrolla y madura con las verdades y
valores que aprendemos en la relación y comunión con los demás. En este sentido,
la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer
expresa esta dimensión relacional, filial y comunitaria, y es el ámbito donde
el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral”.[24]
En el texto vemos como el Papa concretiza el valor
fundamental de la familia en el ámbito educativo siendo ésta un patrimonio
insustituible siendo un manantial de energías morales y espirituales.
2.4
CONSEJOS ESPIRITUALES PARA MEJORAR LA VIDA FAMILIAR.
Para destacar la gran importancia que tiene la familia y
para mejorar la situación familiar no podemos dejar pasar desapercibida la
santidad cristiana, que es una exigencia para la familia: “conviene que los
cónyuges y padres cristianos, siguiendo su propio camino, se ayuden el uno al
otro en la gracia, con la fidelidad en su amor a lo largo de toda la vida, y
eduquen en la doctrina cristiana y en las virtudes evangélicas a la prole que
el Señor les haya dado”.[25]
Cada sacramento contiene exigencias nuevas de santidad, de
lo cual, como es lógico, no queda excluido el sacramento del matrimonio. En
efecto, los cónyuges reciben en el sacramento del matrimonio nuevas gracias que
deben ser correspondidas, pero hay que tener muy en cuenta que, la gracia
matrimonial no es sólo la que se comunica en el momento de la recepción del
sacramento, sino que añade una asistencia especial del Espíritu a lo largo de
toda existencia en orden a obtener la perfección del propio estado y la ayuda
para cumplir su cometido como esposos y padres.
También es preciso subrayar que la vida de los esposos no
debe perseguir sólo una existencia ética, el compromiso de cumplir los deberes
de justicia y la castidad conyugal, sino que han de aspirar a adquirir la
santidad propia de su estado. Por otra parte podemos decir que la
espiritualidad de los esposos corre el riesgo de perderse en un simple moralismo.
La forma de evitarlo, es que los esposos vivan fielmente su condición de
bautizados.
Otro punto clave para mejorar la vida familiar es acoger la
palabra de Dios. En este sentido la familia cristiana será en cada momento de
la historia una señal de autenticidad de lo que realmente es, según los planes
de Dios, la familia que se origina en el matrimonio. También no hay que dejar
pasar de largo los momentos fuertes de la vida familiar representado por los
sacramentos: de bautismo, primera comunión, confirmación, matrimonio y unción
de los enfermos. Son acontecimientos familiares que deben ser vividos
plenamente; la celebración de los aniversarios de estos y otros acontecimientos
familiares, la oración familiar, la lectura bíblica, la catequesis hecha por
los padres, son otros tantos medios para enriquecerse espiritualmente.
2.5
CELEBRACIONES QUE UNEN A LA FAMILIA VENEZOLANA.
Dia
del abrazo en familia.
En el año 1990, la CEV (Conferencia
Episcopal Venezolana), a través del Departamento de Pastoral Familiar, propuso
celebrar el Día Nacional de la Familia, se escogió como fecha el 2do domingo
del mes de Noviembre. El objetivo de esta campaña era reforzar los lazos
afectivos entre los miembros de la familia, promoviendo los valores de la
comunicación, la cooperación y el respeto. Se eligió como Lema para aquel año: Día del Abrazo en Familia, el cual
impactó tanto en la sociedad que quedó establecido como frase que identifica a
este programa.[26]
Semana
por la vida.
El respeto al derecho por la vida, es
una verdad que debe ser anunciada, promovida y defendida en la sociedad actual,
para que se tome consciencia que "el ser humano debe ser respetado y
tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de
ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona,
principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la
vida" [27]
En referencia a la misma situación social de Venezuela,
donde se refleja numerosos secuestros, abortos, muertes violentas ya sea por
arma de fuego o sicariato, la Conferencia Episcopal Venezolana ha tomado la
iniciativa por casi 10 años junto con el Departamento de Pastoral Familiar e
Infancia de la misma, de celebrar la “semana por la vida” en cada una de las
diócesis, parroquias, comunidades religiosas, hospitales e instituciones educativas
del país. Es una iglesia que cada día se hace "Peregrina en defensa de la
vida", por lo general siempre se celebra en la tercera semana de marzo de
cada año.
A través de este acto simbólico a favor de la vida, según
explica el Departamento de Pastoral Familiar de la CEV en el volante de la
Campaña, se busca motivar a las personas a una peregrinación con mensajes alusivos
al don de la vida. "La Iglesia católica te invita a acompañarla en su
lucha por el don más preciado por Dios: la vida. Caminemos juntos con pancartas
y con emblemas alusivos a la celebración de la ‘Semana por la Vida'. Oremos en
familia, caminando con la comunidad, el Rosario por la Vida"; es lo que
dice el anuncio que se da a conocer en las parroquias venezolanas.[28] La Campaña de la "Semana por la
Vida" en Venezuela, ha girado en torno a diversos temas y lemas, entre
ellos: "Defiende la vida no más violencia... Por una vida digna de todos y
para todos" (2010); "Unidos en oración por la vida" (2009);
"Defiende y promueve la vida" (2008); "Semana por la vida... una
ruta y compromiso por la paz"; "Yo defiendo la vida”.
En el mismo orden de ideas el tríptico
de la campaña señala: "Recordemos que todo hombre y mujer, sin importar la
raza, color, cultura, sueñan y luchan por una vida más digna, donde se sienten
motivados a cumplir sus ideales y proyectos en el día a día, lo que permite
pensar o expresar: ‘mañana haré esto, aquello...', justamente porque tener
vida, es sentirse motivado a cumplir sueños".[29]
DIA DEL NIÑO.
En 1954 la asamblea general de la
Organizaciones de las Naciones Unidas decide que en el mundo entero se
conmemore el día del niño decretando que cada país buscase una fecha propicia
para el mismo. En Venezuela esta fecha se decretó para el tercer domingo de
julio; Avalado el decreto por la UNICEF coincidiendo de esta manera la fecha
con el inicio del periodo vacacional en Venezuela. Esta celebración es una
forma de recordar que nuestros niños son el futuro de la patria y que su sano
desarrollo y crecimiento es tarea de todos y ellos, los más pequeños, merecen
de toda nuestra atención. Venezuela no se escapa de poder encontrar niños en
situaciones de abandono, los famosos “niños de las calles”, huérfanos y niños a
los cuales se les vulnera su felicidad y libertad.
Ante esta situación la Iglesia
venezolana está continuamente prestando su apoyo, ayuda, con numerosas
instituciones educativas, en las cuales recibe a los niños huérfanos, a los
niños con problemas especiales, inclusive hospitales, en donde se les ayuda y
alienta a tener una mejor calidad de vida, también en las diversas parroquias
del país organizan encuentros, jornadas y campañas para la atención y promoción
de los niños que viven esta mala situación en los distintos barrios y sectores
populosos de la nación.
DIA DE LA MADRE.
En 1921 una asociación civil llamada
“caridad y concordia” presidida por el Dr. Jesús María Arcay, toma la iniciativa
de celebrarla por primera vez en Venezuela, haciendo a su vez que esta fiesta
fuera adoptada por el consejo legislativo de su ciudad de Valencia, Estado
Carabobo. Repercutió tanto la celebración en el país que la mayoría de los
municipios adoptaron la fecha para rendirle tributo a las madres hasta que
finalmente en 1924 por resolución del congreso de la República de Venezuela,
decretaba la celebración anual.
En Venezuela la Iglesia esta presente
con numerosas campañas de promoción a la mujer tales como: consultorios de
asesoramiento jurídico gratuito para la mujer maltratada, caritas, talleres
artesanales, comedores populares, ONG de ayuda para la adolecente con embarazo
precoz etc, conociendo con claridad, y a fondo las luces y sombras que existen
en el entorno de nuestra mujer venezolana.
DIA DEL PADRE.
Este celebración esta pautada en el país
para el 3 domingo de junio. En Venezuela esta fecha se ha convertido muy
comercial sin dedicar todavía verdadero interés por resaltar los valores que un
buen padre debiera tener, a tal punto que el C.P.V le dedico un desafío para
promover la figura integral del padre, dado que la mayoría de nuestras familias
están centradas en la madre, con una inexistente o ausente figura paterna, la
cual llama encarecidamente a que la pastoral familiar y los otros movimientos
promuevan esta celebración y destaquen la figura del padre, que despunta hasta
ahora en muchas actividades sociales, actividades relacionadas con la
catequesis de iniciación y preparación a los sacramentos, y en las liturgias
dominicales.
En este caso el C.P.V en el numero 49
de una manera general aconseja promover las celebraciones y actividades
familiares, pero con mayor énfasis en aquellas que destaquen la figura del
padre, dado que la mayoría de nuestras familias generalmente están centradas en
la madre, con una inexistente o ausente figura materna. Este empeño lo debe
desarrollar la Pastoral familiar junto con el apoyo de otros movimientos
familiares.[30]
2.6 ATENCION PASTORAL A LAS FAMILIAS EN SITUACIONES ESPECIALES.
Las normas conciliares nos
dicen que:
ü En
nuestras comunidades cristianas están presentes varios tipos de familia que
requieren de una especial solicitud pastoral: parejas de casados por el
sacramento, casados sólo por civil, divorciados y divorciados unidos de nuevo,
parejas en concubinato, madres solas con hijos.
ü Se
promoverán para esta pastoral actividades de información y de formación de
pastores y agentes laicos sobre los criterios doctrinales del magisterio y la
variedad de formas de participación que estas parejas pueden realizar dentro de
su comunidad cristiana, según las orientaciones de la Familiaris Consortio
(Cf. FC 77-85).
ü Particular
caridad y apoyo requieren aquellas parejas cuya situación no les permite
participar de la Comunión
y de la Confesión. Las
parroquias y grupos parroquiales les ofrecerán el espacio y el apoyo necesario
para caminar en la fe de su bautismo, y sostendrán su vida espiritual en la
oración, la escucha del Evangelio, la participación en la Misa , la caridad y en la
educación cristiana de los hijos (Cf.
FC 84). Ha
de promoverse igualmente su activa participación en los servicios pastorales de
la Iglesia.
ü La
Iglesia sostiene desde siempre la indisolubilidad del vínculo matrimonial
legítimamente contraído[31].
Pero existen también situaciones, hoy con frecuencia numerosas, en las que ese
vínculo no se produce. Para atender a esta realidad hay pocos tribunales
eclesiásticos, por lo cual se estimulará a las diócesis a preparar sacerdotes y
laicos para este servicio hoy tan necesario[32].
ü Para
los agentes de los diversos servicios de pastoral se promoverán talleres,
charlas o cursos que ofrezcan la suficiente información y formación sobre las
causales de nulidad matrimonial, a fin de prevenir matrimonios inválidos y
orientar hacia los tribunales eclesiásticos a divorciados y vueltos a casar
cuyos casos reúnan las condiciones para ser sometidos a procesos de nulidad.
2.7
LAS SITUACIONES ESPECIALES.
El Papa Juan Pablo II
en su exhortación apostólica Familiaris
Consortio en los números 80-84 describe las situaciones especiales que
debido a las transformaciones culturales de nuestro tiempo se van difundiendo
por desgracia entre los católicos
dañando la estructura familiar; ellas son:
Matrimonios a prueba: es
una situación irregular que muchos quieren justificar atribuyéndole algún valor
haciendo de su unión una especie de “experimento”. Contradiciendo el matrimonio
real entre dos bautizados siendo éste el símbolo real de la unión de Cristo con
la Iglesia, una unión que no es temporal ni “ad experimentum”, algunos autores
afirman que por lo general quienes recurren a este tipo de relación son
personas inseguras, que han visto infidelidades en sus padres o han sufrido
algunos fracasos amorosos, pero si es un amor verdadero se destruye para
siempre en esa supuesta “prueba”[33].
Uniones libres de hecho: son
uniones sin algún vínculo institucional
públicamente reconocido, ni civil ni religiosos. El Papa llama a los
pastores a prestar atención y a limitar sus consecuencias, existen muchos
factores que conllevan a vivir una relación de este tipo entre los cuales
destacan: ignorancia, pobreza, condicionamientos debido a situaciones de
injusticia, inmadurez psicológica, el temor a sentirse atado etc. El Papa
también llama nuevamente a los pastores y a la comunidad eclesial a acercarse a
estas personas con sumo respeto y discreción e iluminar con corrección
caritativa y de testimonio familiar cristiano para que puedan allanarles el
camino y regularizar su situación.[34]
Católicos unidos con mero matrimonio
civil: es cada vez mas frecuente el caso de católicos que por motivos
ideológicos prácticos, prefieren contraer sólo matrimonio civil, rechazando o
difiriendo el religioso. Su situación no puede equipararse sin más a la de los
que conviven sin vínculo alguno, ya que hay en ellos al menos un cierto
compromiso a un estado de vida concreto y quizá estable aunque a veces no es
extraña a esta situación la perspectiva de un eventual divorcio. Solo se busca
el reconocimiento público del vínculo por parte del Estado. Tales parejas
demuestran una disposición a asumir, junto con las ventajas, también las
obligaciones, a pesar de toda, esta situación tampoco es aceptable para la
iglesia.
Separados y divorciados no casados de
nuevo: motivos diversos, pueden conducir dolorosamente al matrimonio válido
a una ruptura con frecuencia irreparable. Obviamente la separación debe
considerarse como un remedio extremo, después de que cualquier intento
razonable haya sido inútil. En este caso la comunidad eclesial debe
particularmente sostenerlo, procurarle estima, solidaridad, comprensión y ayuda
concreta, de manera que le sea posible conservar la fidelidad, incluso en la
difícil situación en la que se encuentra: ayudarles a cultivar el perdón,
propio del amor cristiano y la disponibilidad a reanudar eventualmente la vida
conyugal anterior.
Divorciados casados de nuevo: la
experiencia diaria enseña, por desgracia, que quien ha recurrido al divorcio
tiene normalmente la intención de pasar a una nueva unión, obviamente sin el
rito religioso católico, tratándose como de una plaga que, como otras, invade
cada vez mas ampliamente incluso los ambientes católicos (…) la Iglesia, en
efecto, instituida para conducir a la salvación de los hombres, sobre todo a
los bautizados, no puede abandonar a si mismos a quienes, unidos ya con el
vinculo matrimonial sacramental han intentado pasar a nuevas nupcias. Por lo
tanto procurará infatigablemente poner a su disposición los medios de salvación[35].
2.8
EL DIVORCIO VA EN CONTRA DE LA NATURALEZA PROPIA DEL MATRIMONIO.
La unión que
posteriormente por voluntad propia la disuelven deforma gravemente la unidad
familiar y el sentido sacramental del matrimonio, sino que ha través de este
hecho del divorcio, los esposos no llegan a esa donación real de sus personas,
sino que sólo se entregan uno al otro como una especie de deposito bancario que en cualquier momento
puede ser retirado. De tal modo que el divorcio desliga esa intima unidad entre
ambos cónyuges, convirtiéndoles así, en unas especie de socios que en cualquier
momento pueden dejar de lado sus relaciones de negocios, degradando de esta
forma, “en su misma raíz el amor conyugal, sustituyendo la norma personalista
del amor total por un precario principio utilitario”[36].
Este
autor nos da a entender que el riesgo está en que los esposos puedan
convertirse en una especie de juguete desechable, que cuando deja de dar la
utilidad, o cuando deja de agradar simplemente se abandona buscando un
reemplazo. Se sabe que un verdadero matrimonio cristiano durante su camino,
deberá pasar por distintas “pruebas” y obstáculos pero éstas no pueden ser
motivo para pensar en la separación. Es más, deben convertirse en una ocasión de
purificación y fortalecimiento del mutuo amor.
De tal
forma que cuando se desarrolla en nuestra sociedad una mentalidad divorcista se
atenta contra los fines del matrimonio que es
el bien de los cónyuges la generación y educación de la prole.[37]
Los hijos, de existir, inocentes de todo crecerían en un hogar mono parental,
sin la referencia diaria del padre o la madre, por lo que se opondría no solo
el divorcio a la fe cristiana, sino a la
naturaleza misma del matrimonio. Por eso es que, “el matrimonio como el amor,
es un compromiso que rechaza los limites del tiempo y el espacio. Es una
alianza que termina sólo con la muerte, proclamando así, el amor autentico, da
seguridad a los hijos y a los propios cónyuges, y fortifica a la sociedad”[38].
En el
número 96 del C.P.V. dice que: la Iglesia sostiene, desde siempre, la indisolubilidad,
del vínculo matrimonial legítimamente contraído. Pero reconoce que hoy existen
situaciones, con frecuencia numerosas, en las que ese vínculo probablemente no
existe. Para atender a esta realidad hay pocos tribunales eclesiásticos, por lo
cual se debe estimular a las diócesis a preparar sacerdotes y laicos para este
servicio hoy tan necesario[39].
2.9
UNA PASTORAL PARA LOS DIVORCIADOS.
Es necesario comentar,
para una comprensión de esta realidad, algunos contenidos esenciales y
pronunciamientos magisteriales las cuales fueron sintetizadas en ocho tesis en
un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuando era prefecto el
entonces Card. Ratzinger.
v Los
fieles divorciados vueltos a casar se encuentran en una situación que
contradice objetivamente la indisolubilidad del matrimonio.
v Los
fieles divorciados vueltos a casar continúan siendo miembros del pueblo de Dios
y deben experimentar el amor de Cristo y la cercanía materna de la Iglesia.
v Como
bautizados los fieles divorciados vueltos a casar están llamados a participar
activamente de la vida eclesial, en la medida en que esta sea compatible con su
situación objetiva.
v Por
motivo de su situación objetiva los fieles divorciados vueltos a casar no
pueden ser admitidos para recibir la sagrada comunión ni tampoco acceder por su
propia iniciativa a la mesa del Señor.
v Por
motivo de su situación objetiva los fieles divorciados vueltos a casar no
pueden “ejercitar ciertas responsabilidades eclesiales”.
v Si
los fieles divorciados vueltos a casar se separan o viven como hermano y
hermana podrán ser admitidos a los sacramentos.
v Los
fieles divorciados vueltos a casar, que estén convencidos subjetivamente de la
invalidez de sus respectivos matrimonios precedentes, deben regular su
situación en foro externo.
v Los
fieles divorciados vueltos a casar no pueden perder nunca la esperanza de
alcanzar la salvación.[40]
El
C.P.V en los números 95 y 97 recuerda que se debe ofrecer particular caridad y
apoyo a las parejas cuya situación no les permite participar de la Comunión y
de la confesión. Para los agentes de los diversos servicios de pastoral se
promoverán talleres, charlas o cursos que ofrezcan la suficiente información
sobre las causales de nulidad matrimonial a fin de regularizar la situación a
parejas que lo necesiten[41].
CONCLUCION
Nuestra Iglesia en Venezuela, a través del documento: Iglesia
y Familia: Presente y Futuro del Concilio Plenario de Venezuela, nos
recuerda el gran reto que tenemos como Iglesia al “buscar establecer
lineamientos para la atención de la familia por parte de la Iglesia Venezolana,
para conducirla al modelo ideal de Familia Iglesia Doméstica,” (familiaris consortio, 49); La cual fue
constituida desde su mismo origen. Permitiendo llegar al discernimiento de
algunas orientaciones pastorales que respondan a una comunión orgánica y
coordinada con otros sectores pastorales, teniendo en cuenta que "El bienestar de la persona y de la sociedad humana
y cristiana está estrictamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal
y familiar." (gaudium et spes, 47) El Papa Benedicto XVI ha expresó en la V
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, la cual fue celebrada en Aparecida –
Brasil, insistió que: “estamos llamados a dar un renovado impulso a la Evangelización,
teniendo en cuenta que es en la familia, donde se acoge el don de la vida,
convirtiéndose en el lugar adecuado para responder al don de la vocación,
especialmente ahora en que se siente tanto la necesidad de que el Señor envíe
trabajadores a su mies a anunciar su Evangelio en todos los ambientes”. (Cfr.
Aparecida 13-31, documento conclusivo, mayo 2007). Por tal motivo, con nuestro
trabajo de investigación queremos dar un aporte para el inmenso mar de
necesidades de nuestra Pastoral Familiar en Venezuela y del Concilio plenario.
BIBLIOGRAFIA
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pietro editore, 2007.
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II CONFERENCIA GENERAL
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IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Santo
Domingo, 1992.
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL
CARIBE, Documento Conclusivo, Aparecida, 2007.
[2]
CONCILIO ECUMENICO VATICANO II, Constitución
Pastoral Gaudium et spes sobre la
Iglesia en el mundo actual, 1967.
Biblioteca de autores cristianos. 2007
[3] Cfr.
N. 47.
[4] II
CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Conclusiones, Medellín, 1968, p. 87.
[5] Cfr.
JUAN PABLO II, Discurso inaugural pronunciado en el seminario Palafoxiano de
Puebla de los Ángeles, México, 28/01/1979
[6] Cfr. IV
CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Santo Domingo, 1992.
[7] Cfr.
J. CARRERAS, H.FRANCESCHI, M. ORTIZ, Derecho
Canónico del matrimonio y de la Familia, Pusc, Roma 2007. 258, pp.
[8] Cfr. V
CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento Conclusivo, Aparecida, 2007.
[10] Idem.
[11] Pontificio
Consejo para la
Familia. Preparación al
Sacramento del Matrimonio, 13 de mayo de 1996, 17.
[12] Cfr. Código de Derecho Canónico, c. 1115.
[13]
SANCHEZ, URBANO, ¿Qué hacer por la familia Latinoamericana? Revista trípode, 1994,
p.15
[14] Cfr.
CENTRO TEOLOGICO SACERDOTAL, Algunas
dimensiones Pastorales del ministerio sacerdotal, Caracas, 2001. P, 17.
[15] JUAN
PABLO II, Exhortación Apostólica Familiaris
Consortio, San Pablo ediciones, 1981, p. 111
[17] Cfr. Ibid, c. 226.
[18] PABLO VI, evangelii nuntiandi, N. 18, año 1975. San Pablo
ediciones.
[19] Cfr.
Juan 13, 34-35.
[20] Cfr. Juan 10,38.
[21] Cfr. GRACIA, ANTONIO, Itinerario de crecimiento conyugal, San Pablo Ediciones, Caracas 2008,
p. 126.
[22] FRANCO CUARTAS, GLORIA ELENA, La comunicación en la familia, Ediciones
Palabra, Madrid, 1994, p. 171.
[23] JUAN
PABLO II, Familiaris Consortio, Ob.
Cit. N. 17.
[24] Cfr. BENEDICTO XVI, Homilía en la santa misa del V encuentro mundial de las familias,
valencia, 9 de julio de 2006. Departamento de pastoral familiar C.E.V.
[25]
CONCILIO ECUMENICO VATIVANO II, Constitucion
Dogmatica Lumen Gentium, Op, Cit. N. 41.
[26] Cfr.
CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA, departamento
de pastoral familiar e infancia, tríptico
campaña caracas, 2010.
[27] Cfr.
JUAN PABLO II, Carta Encíclica Evangelium
Vitae, 1995, N. 60
[28] Cfr.
CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA, Tríptico
en la Campaña de la Semana por la Vida, Caracas, 2011.
[29] IDEM.
[30] Cfr.
CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA. documentos
aprobados. Caracas 2005.
[32] DIGNITAS CONNUBII, Sobre
las normas que han de observar los Tribunales Eclesiásticos en las causas
matrimoniales, puede consultarse la Instrucción Art. 33; 113 §1, 8
de febrero de 2005.
[33] Cfr.
JUAN PABLO II, Familiaris Consortio.
San Pablo ediciones. Madrid, 1981. Pp. 155.
[34]
Idem.
[35] Cfr.
Ibid. N. 84.
[36]
IRABURU, JOSE MARIA, El matrimonio en Cristo, gratis date, Pamplona, 1999, p.
40.
[37] Cfr.
CODIGO DE DERECHO CANONICO, C. 1055.
[38] SANCHEZ, URBANO. Guía para novios y casados,
paulinas, Caracas, 1988, p. 14
[39] Cfr.
CONCILIO PLEANARIO DE VENEZUELA. Documentos
aprobados. Caracas 2005.
[40]
CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Sobre
la pastoral de los divorciados vueltos a casar, Librería Editrice
Vaticana, segunda edición, 2010, p. 11
[41] Cfr. CONCILIO PLEANARIO DE VENEZUELA. Documentos aprobados. Caracas 2005.
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