lunes, 14 de noviembre de 2016

Iglesia y familia: presente y futuro en el desafío N° 4 del Concilio Plenario de Venezuela




 
IGLESIA Y FAMILIA: PRESENTE Y FUTURO EN EL DESAFIO N:4 DEL CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA
FACULTAD DE DERECHO CANONICO
 
PAOLO APONTE
13/05/2011

 

 

 
 

INTRODUCCION.

            El primer Concilio  Plenario de Venezuela según lo definió la conferencia Episcopal Venezolana durante su presentación, es uno de los eventos eclesiales más importante y significativo que ha tenido la Iglesia en Venezuela durante toda su historia, lograr que todas las Diócesis se sintieran involucradas en un mismo horizonte y en un mismo proyecto. El fin del Concilio tuvo como sentido y finalidad concretar la "nueva evangelización" e impulsar una mayor fidelidad y entrega a Dios, mediante un encuentro vivo con Jesucristo que lleve: a una conversión personal y comunitaria; a una mayor comunión eclesial; a una más amplia solidaridad social, particularmente con los más pobres.

Dentro de sus objetivos La Iglesia en Venezuela, a través del Concilio Plenario, se propone como meta: renovar la vida según el mensaje de Jesucristo; hacer de los valores evangélicos savia y fermento de una nueva sociedad; favorecer en los fieles cristianos la coherencia entre la fe y la vida; superar en todas partes las injusticias y fallas sociales; fomentar la dignidad humana y una recta vida familiar, laborar política y económicamente.

El Concilio Plenario de Venezuela se desarrollo en varias etapas, los cuales fueron: la fase ante preparatoria, la cual se comenzó el 13 de julio de 1997, en Coro, coincidiendo con la apertura del año Jubilar de los 500 años de Evangelización en Venezuela; la fase preparatoria, la cual se dio comienzo en enero de 1998 con la Carta pastoral Colectiva “Guiados por el Espíritu Santo”; El 26 de noviembre de 2000 se dio inicio a la inauguración del Concilio el día de la fiesta de Cristo Rey y se comienza la fase celebrativa con la Primera Sesión Conciliar del 27 de noviembre al 2 de diciembre de ese mismo año. En total se celebraron 6 Sesiones Conciliares, siendo la ultima, la del 27 de julio al 3 de agosto de 2005. Posterior a esto, los Documentos Conciliares, de acuerdo a la norma del canon 446 del Código de Derecho Canónico, fueron enviados a la Sede Apostólica para su reconocimiento, aprobándose los 16 documentos conciliares. La Solemne Clausura del Concilio Plenario de Venezuela y la Promulgación de los Documentos Conciliares fue el 07 de Octubre de 2006, iniciándose su difusión y puesta en práctica en todos los rincones de Venezuela a partir de esta fecha.

El documento Conciliar numero seis (6) tiene por título Iglesia y familia: presente y futuro. Los padres conciliares asumieron como metodología para la elaboración de los esquemas el ver, juzgar y actuar. En el ver se hace un análisis pastoral de la realidad, subrayando los núcleos problemáticos; en el juzgar se ofrece una iluminación teológico-pastoral a partir de la Sagrada Escritura y del Magisterio de la Iglesia, tanto Universal como particular; y en el actuar, se identifican desafíos y se establecen orientaciones pastorales y normas conciliares. Mi trabajo de investigación estará centrado en el actuar. Es por eso que he escogido por título el cuarto desafío, los cuales serán profundizados con la doctrina del magisterio eclesiástico a la luz del código de derecho canónico, que establece las normas para la Iglesia universal. Es cierto que no será nada novedoso, pero ayudará a enriquecer algunos temas de nuestro Concilio Plenario que está en la fase de hacerse conocer a lo largo y ancho de nuestro país.


CAPITULO I

AMPLIAR Y REFORZAR LA PASTORAL FAMILIAR.

            En muchos documentos de la Iglesia, hemos podido leer sobre la importancia que reviste la Pastoral Familiar, con una intención por parte de la  sapiente Madre y Maestra con el fin de educar, generar valores y más aún para reforzar de este modo la estructura familiar que es la base de toda sociedad humana. Cada Iglesia particular en el mundo se organiza para llevar a cabo esta noble misión, más que una tarea es un deber para todo pastor de almas, este principio está consagrado en el Código actual de Derecho Canónico  can. (1063,1) que cito:

1063  Los pastores de almas están obligados a procurar que la propia comunidad eclesiástica preste a los fieles asistencia para que el estado matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la perfección. Ante todo, se ha de prestar esta asistencia:

Mediante la predicación, la catequesis acomodada a los menores, a los jóvenes y a los adultos, e incluso con los medios de comunicación social, de modo que los fieles adquieran formación sobre el significado del matrimonio cristiano y sobre la tarea de los cónyuges y padres cristianos.[1]

            Nuestro primer Concilio Plenario Venezolano reviste una novedad para la vida eclesial pues por primera vez toda la Iglesia en Venezuela reunida se escruta, se interroga y planifica para mejorar y actualizarse, profesar su comunión al Romano Pontífice y celebrar con fe y amor el hecho de ser miembros de un mismo cuerpo.

            Veamos que nos dicen las normas del C.P.V con respecto al cuarto desafío:
 

I.I NORMAS DEL C.P.V

            Para ello el C.P.V en los números 75- 80  propone:

ü  Consolidar el Departamento Nacional de Pastoral Familiar, desde una visión de pastoral de conjunto, estimulando la participación de especialistas, de movimientos, de parejas, para un efectivo apoyo a la familia y a la organización de los secretariados diocesanos.

ü  Fortalecer los Secretariados Diocesanos de Pastoral Familiar o crearlos en las diócesis donde no existan.

ü  Promover la formación de equipos parroquiales de pastoral familiar, en interrelación con el secretariado diocesano.

ü  Promover la formación permanente de los agentes animadores de la pastoral familiar en los distintos niveles de Iglesia

ü  La Conferencia Episcopal procurará la incorporación de temas de estudio, formación e investigación sobre la Familia, así como de Pastoral Familiar en el pensum de los Seminarios para formar a los futuros sacerdotes en la pastoral de la familia.


           1.2 LA FAMILIA: VISION GENERAL CENTRADA EN NUESTRO CONTEXTO LATINOAMERICANO ILUMINADA POR EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y EL C.I.C.

       La Iglesia en Venezuela impulsa el matrimonio sacramental y defiende el protagonismo irremplazable de la familia que, por derecho natural, tiene la función procreadora, educadora y formadora de comunidad de amor y de vida. La Iglesia es consiente y sabe lo importante del rol que Dios le ha dado a la familia. El ser humano no podrá jamás obviarla, olvidarla o desconocerla y ninguna institución, ningún grupo, ninguna sociedad, ninguna cultura que se precie de sana, armónica y realizada puede negar que el hombre nace, se forma, se consolida y parte de una familia.

         El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual, en el capítulo I habla sobre la Dignidad del matrimonio y de la familia en su N: 47 dice: “El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Por eso los cristianos, junto con todos lo que tienen en gran estima a esta comunidad, se alegran sinceramente de los varios medios que permiten hoy a los hombres avanzar en el fomento de esta comunidad de amor y en el respeto a la vida y que ayudan a los esposos y padres en el cumplimiento de su excelsa misión; de ellos esperan, además, los mejores resultados y se afanan por promoverlos”.

         No podemos olvidar cómo en los siguientes números de la misma constitución se señala: el carácter sagrado de la familia (n.48), su progreso es obra de todos (n.52), el amor conyugal debe ser único (n.49), el matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de los hijos (n.50), deben compaginarse con el respeto a la vida humana (n.51).[2]

          Está claro cómo el magisterio de la iglesia a través del Concilio Ecuménico  evidencia la importancia de la familia siendo ésta parte importante de la sociedad, y la Iglesia reconoce que allí tiene una gran pastoral, una gran misión que cumplir, y se siente co-formadora de la familia y seguirá siéndolo. Lamentablemente existen numerosos grupos familiares donde Dios no es el centro de la vida familiar y en consecuencia la familia se ha ensombrecido. El Concilio Vaticano II lo evidencia y podemos ver que menciona el hecho diciendo que hay varias deformaciones que oscurecen la dignidad del matrimonio y la familia (n.47).[3]

         La formación de los grupos familiares depende de factores culturales, sociológicos distintos y se hace necesario “aterrizar” en toda esta realidad, mirando nuestra cultura latinoamericana. A partir de 1955  tras el pedido del su Santidad el Papa Pio XII, se dio origen a las conferencias general del episcopado latinoamericano conocida con el nombre de (CELAM). Ella reúne a los obispos de Latinoamérica y el Caribe. En las diversas reuniones generales del episcopado latinoamericano la familia y por ende la pastoral familiar ha sido tema de estudio. Por tal motivo, señalaremos algunos pasajes importantes:

 

Medellín 1968: PAPEL DE LA FAMILIA LATINOAMERICANA

"Un hecho muestra bien el vigor y la solidez de la institución matrimonial y familiar: las profundas transformaciones de la sociedad contemporánea, a pesar de las dificultades a que han dado origen, con muchísima frecuencia manifiestan, de varios modos la verdadera naturaleza de tal institución"[4].

Es por tanto necesario tener en cuenta la doctrina de la Iglesia para fijar una acción pastoral que lleve a la familia latinoamericana a conservar o adquirir los valores fundamentales que la capacitan para cumplir su misión. Entre estos, queremos señalar tres especialmente: la familia formadora de personas, educadora en la fe, promotora del desarrollo.

Puebla 1979: LA FAMILIA: haced todos los esfuerzos para que haya una pastoral familiar, atended a campo tan prioritario con la certeza de que la evangelización en el futuro depende en gran parte de la Iglesia doméstica. En la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a la vida, a la dignidad del hombre. Es esta pastoral tanto más importante cuanto la familia es objeto de tantas amenazas. Pensad en las campañas favorables al divorcio, al uso de prácticas anticoncepcionales, al aborto, que destruyen la sociedad.[5]

Santo Domingo 1992: en el número 31 del documento se invita que dentro de la nueva evangelización y de la promoción humana debe ocupar un puesto privilegiado y fundamental la familia, donde se origina la vida. Hoy es necesario y urgente promover y defender la vida, por los múltiples ataques con que la amenazan sectores de la sociedad actual.[6]

Aparecida 2007: La Familia: es patrimonio de la humanidad entera. En nuestra condición de discípulos misioneros de Jesucristo, estamos llamados a trabajar para que esta situación (difíciles condiciones de vida que la amenazan) sea transformada, y la familia asuma su ser y su misión.

            Desde una perspectiva del Derecho eclesiástico: el canonista debe tener presente que ni el matrimonio ni la familia deben su sacramentalidad a la acción de los hombres, al reconocimiento eclesial o social, pero son en si manifestación del gran misterio, esto se traduce en clave jurídica, en tres importantes consecuencias para el Derecho Canónico: A) la Iglesia extiende su jurisdicción sobre la familia en cuanto auctoritas, toda la humanidad, sin limites de espacio y tiempo. B) el meollo de la sacramentalidad (el misterio) es común tanto al matrimonio cristiano como el natural. C) la familia es sociedad soberana sea en el interno de la comunidad nacional e internacional, sea al interno de la Iglesia- comunidad.[7]

En fin, la lectura de estos documentos de nuestro magisterio, nos puede revelar la preocupación o solicitud con que la Iglesia ha visto, ve y visiona la familia. Como hombres de Iglesia y más particularmente de esta Iglesia Latinoamericana, no nos queda otro camino que el de seguir transitando la vía de una nueva evangelización. Con un evangelio que promueva al hombre para el disfrute de su temporalidad, como inicio de la construcción de una nueva tierra y un cielo nuevo, comprometidos en la tarea de impregnar con la vivencia de los valores evangélicos nuestra cultura que no debería ser otra, ni diferente a la que Cristo nos propuso como modelo de vida: el amor como principio y fin de la vida eterna[8].


1.3  MATRIMONIO Y FAMILIA EN LA ESTRUCTURA PASTORAL SEGÚN LO RECOMENDADO EN LAS NORMAS DEL C.P.V.

La pastoral familiar, como toda pastoral organizada, requiere de equipos y de personas comprometidas y cualificadas para su organización y de la implementación de espacios, grupos y equipos de Pastoral familiar en los diferentes niveles de la Iglesia, teniendo en cuenta también los movimientos familiares que garanticen su continuidad y las metas de la pastoral a favor de las familias.

A nivel Nacional: Al servicio de toda la Iglesia Venezolana la Conferencia Episcopal Venezolana ha constituido la Comisión Episcopal de Familia e Infancia, de la cual depende el Departamento Nacional de Pastoral Familiar e Infancia cuyo objetivo son la animación, promoción, acompañamiento y consolidación de la pastoral familia en las Iglesias particulares, para que las familia sean evangelizadas y evangelizadoras.

La pastoral familiar a nivel nacional busca, ante todo, promover la formación de agentes, la creación de estructuras ágiles y eficaces, la elaboración de programas y proyectos y la promoción, animación y acompañamiento de la organización pastoral de las familia en los diferentes niveles de la Iglesia[9].

Consejo Nacional de Pastoral Familiar: Cuyo objetivo es tratar de desarrollar una estructura que represente a la Iglesia en la Pastoral Familiar en la organización y planificación en comunión con el Departamento Nacional.

A nivel Provincial: La comisión Episcopal de familia e Infancia a través del Departamento Nacional, hizo la propuesta de la creación de los Consejos Provinciales de Pastoral Familiar e Infancia, dirigidas por un representante elegido para representar a toda la provincia a nivel nacional a su vez este representante tiene que dirigir y convocar las comisiones de los estados que forman la provincia con la cual se busca promover y acompañar en las diferentes Provincias la Pastoral Familiar.

A nivel Diocesano: La Pastoral Familiar a nivel diocesano busca la coordinación, promoción, animación, y formación de agentes para la organización de la pastoral familiar.

A nivel Parroquial: Cada parroquia debe procurar la implementación de un equipo de pastoral familiar, impulsado y promovido por su párroco en comunión con el equipo diocesano, donde a su vez el equipo procurará la promoción, acompañamiento, animación y organización de la pastoral familiar parroquial.[10]


1.4  PREPARACION AL MATRIMONIO.

El Concilio Plenario de Venezuela, con el fin de valorar dicho sacramento a la luz del amor de Dios, se mantiene atenta para que los departamentos, agentes parroquiales y nuestros pastores ofrezcan una especial atención hacia quienes han descubierto la grandeza de esta vocación tan maravillosa al servicio de la vida.

1.4.1        NORMAS DEL C.P.V.

ü  Promover, con el apoyo de los Departamentos de Pastoral Familiar, programas más prolongados de preparación al matrimonio que asuman las distintas etapas (remota, próxima e inmediata), ofreciendo una evangelización y catequesis a las futuras parejas.

ü  La preparación remota al sacramento del matrimonio: Comienza en la niñez, que es la etapa del afianzamiento de los valores familiares y sociales y momento decisivo en la formación del carácter y del autodominio. La pastoral familiar procurará acuerdos pastorales con las pastorales de evangelización, catequesis, pastoral educativa, juvenil y social, para incorporar en sus programas el tema del matrimonio y la familia, el amor y la sexualidad.

ü  La preparación próxima: Tiene su ámbito apropiado en el noviazgo y coincide generalmente con la juventud. Tanto la pastoral familiar como la juvenil deben intervenir en ese momento, como un momento de gracia para acompañar a los novios en el “descubrimiento recíproco, pero también de la profundización de la fe y consiguientemente de los dones sobrenaturales especiales para la espiritualidad personal e interpersonal”[11]. Conocida la situación presente del noviazgo como una realidad que tiende a desaparecer o se vive distorsionadamente, ya que los jóvenes inician sin más su vida de pareja, será importante que la pastoral promueva el noviazgo con su valor humano y cristiano:

La Parroquia, desde la predicación y los servicios pastorales con que cuentan,       sensibilizará a los novios sobre el valor de su noviazgo, sobre la importancia de iniciar a tiempo la adecuada preparación para el Sacramento del Matrimonio. Para ello organizarán equipos competentes formados por parejas de esposos.

Se promoverá la participación de parejas bien formadas que puedan desempeñar el servicio de parejas padrinos; entre otras funciones acompañarán a los novios, que por circunstancias muy especiales, no puedan seguir el itinerario regular de la preparación pre-matrimonial.

Desde el Departamento Nacional y Secretariados Diocesanos, se promoverán itinerarios de catequesis, como preparación humana y cristiana al sacramento del matrimonio, con especial énfasis sobre el compromiso que adquieren como pareja y futuros padres, y sobre los aspectos de la paternidad y maternidad responsables que les pide el Señor de la Vida. Para la formación de agentes en este campo, se impulsará la constitución de equipos a nivel nacional y diocesanos capaces de elaborar y ejecutar programas de formación adaptados a las nuevas exigencias de la preparación al matrimonio. Se estimulará también la producción de guías o manuales y otros subsidios oportunos.

ü  La preparación inmediata se concentra en los últimos encuentros entre los novios, la Parroquia y los agentes pastorales, previos a la celebración de la boda. En este sentido:

Los pastores y agentes de pastoral familiar promoverán la realización de momentos de oración y de reflexión como retiros, encuentros o escuelas para novios, fines de semana, u otras actividades previstas para acompañar a los novios en la experiencia del encuentro con Dios, así como en el encuentro y la comunicación mutua.

Se promoverá que la celebración litúrgica del sacramento sea digna, auténtica y sobria al mismo tiempo, y se preparará adecuadamente a los novios, familiares y testigos en la riqueza de la celebración, tanto en sus signos como en sus oraciones y textos bíblicos. Se procurará involucrar a los novios en la selección de los textos bíblicos y en la selección de otras formas de participación en la celebración. Se motivará a los novios a realizar la celebración litúrgica de su matrimonio en la propia comunidad parroquial como signo de pertenencia eclesial[12].

 
1.5  LAS TRES ETAPAS DE LA PREPARACION AL MATRIMONIO EN LAS NORMAS DEL C.P.V

         En las normas del Concilio Plenario de Venezuela se destacan tres estadios durante la preparación al matrimonio como lo define también la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio n.66 en la cual hace referencia a: la preparación remota, próxima e inmediata, veamos con particular énfasis cada uno de ellos:

         La preparación remota: cuando en una familia reina el amor, hay responsabilidad, hay dialogo, comprensión y se crea entre ellos una especie de dependencia de manera tal, que como todos necesitan de todos, pues se sienten inclinados a ayudarse mutuamente, de ahí que la familia sea tomada como comunidad de vida y de amor. Urbano Sánchez nos enfoca este aspecto de esta manera:

“que en esa pequeña comunidad como lo es la familia se tiene que cultivar el respeto, los valores, las virtudes y también se tiene que inculcar a todos la responsabilidad y además que hay que combatir el egoísmo, el orgullo, el materialismo y aceptar humildemente los defectos de los demás, cuando se casan ellos se prometen como esposos a mirar los dos en la misma dirección, pero no es fácil tener este propósito en pie porque llegan los problemas, los conflictos y con ellos también la inseguridad, pero es que estos problemas y conflictos forman parte de la vida cotidiana”.[13]

         La familia debe ser escuela del más rico humanismo, la familia es por tanto Iglesia doméstica. De allí recibimos la fe Cristiana heredada de nuestros padres. La familia es la primera escuela de virtudes sociales, hay que reconocerlos (a los padres) como los primeros y principales educadores de sus hijos, encuentran en la familia (los hijos) la primera experiencia de una saludable sociedad humana y de la sociedad domestica. Toda esta suma de valores y de buen vivir crean precedentes para que luego las futuras generaciones busquen imitar y hacer su propio núcleo familiar a imagen y semejanza de lo que un día vivieron.

         Preparación próxima: el C.P.V hace referencia al ámbito del noviazgo, entendiéndose  como la relación afectiva, previa al matrimonio, que se establece en personas de sexo diferente, con la finalidad de conocerse. Para formar pareja es necesario que el hombre y la mujer tengan la capacidad de relacionarse íntima y profundamente, y de asumir solidaria y responsablemente las tareas del matrimonio; ello implica una etapa de preparación previa.

         La importancia del noviazgo radica en que es la única oportunidad que tienen los futuros cónyuges de conocerse, de apreciar recíprocamente los diferentes aspectos de sus personalidades, sus gustos y sus aficiones, de adquirir conocimientos mutuos de las diferentes posiciones en lo relativo en los aspectos morales, sociales, religiosos, políticos, etc, de identificar sus respectivos defectos y virtudes, habilidades y capacidades. Si en esta etapa del noviazgo prevalece lo afectivo, conduce al noviazgo verdadero, si prevalece lo sensual, convierte a los novios en amantes. El tiempo del noviazgo, por lo tanto, es demasiado importante y sagrado, y no debe ser tratado y vivido como un pasatiempo o diversión, o una moda fruto de la época, cargado de sentimientos y pasiones vacios, en donde reina la cantidad de conquistas y trofeos, siendo en realidad un bello camino hacia una mayor madurez de los dos.[14]

         Preparación inmediata: según la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, la celebración del sacramento del matrimonio debe tener lugar en los últimos meses y semanas que preceden a las nupcias, como para dar un nuevo significado, nuevo contenido y forma nueva al llamado examen prematrimonial exigido por el derecho canónico. De todos modos, siendo como es siempre necesaria, tal preparación se impone con mayor urgencia para aquellos prometidos que presenten aún carencias y dificultades en la doctrina y en la práctica cristiana. Entre los elementos a comunicar en este camino de fe, análogo al catecumenado, debe haber también un conocimiento serio del misterio de Cristo y de la Iglesia, de los significados de gracia y responsabilidad del matrimonio cristiano, así como la preparación para tomar parte activa y consciente en los ritos de la liturgia nupcial.[15]

         En este momento las parejas prontas a casarse comienzan su preparación al porvenir. Las parroquias en Venezuela organizan los cursos prematrimoniales que tienen lugar un fin de semana dentro de cada mes organizado por la pastoral familiar de las diócesis. También en las mayorías de parroquias existen los equipos de liturgia que junto con los novios organizan los folletos o el tríptico para seguir paso a paso la liturgia del matrimonio haciendo ensayos (in situ) con los futuros esposos para que la ceremonia se haga de una manera digna y sin improvisaciones, otras parejas, el día antes de boda, hacen peregrinaciones a los santuarios marianos Diocesanos con el fin de colocar un ex-voto de su etapa de noviazgo y dedicar su matrimonio a la Santísima Virgen para que sea su guía y los cubra con su manto de bendiciones durante el camino que están por comenzar.

 
CAPITULO II

ACOMPAÑAMIENTO A LA VIDA FAMILIAR.
 

         En este sentido el C.P.V en los números del 85 al 92 nos dicen que debemos:

ü   Asumir los retos de la Nueva Evangelización de la familia como primer lugar de la evangelización. Para lograr esta finalidad, la Iglesia promoverá, en sus parroquias y comunidades cristianas, grupos comunitarios de familias como medio para el anuncio del Evangelio. Esto exige comprometer a las familias, grupos de apostolado y otros servicios pastorales, a iniciar en su propio ambiente la evangelización de la familia, la escucha de la Palabra, la oración y la reflexión comunitaria.

ü   Acompañar a la familia en el fortalecimiento de los vínculos afectivos, del respeto mutuo, de la comunicación, la solidaridad y la responsabilidad[16].

ü   Estimular iniciativas orientadas a promover la familia como una auténtica y madura comunión de personas, con programas de capacitación para su participación social, política y educativa que requiere la sociedad.

ü   Apoyar el rol educativo de la familia, promoviendo programas de formación permanente en los centros docentes, con la participación de educadores, sociedades de padres y representantes, los propios alumnos y miembros de la comunidad[17].

ü   Promover la celebración cristiana de programas como: Semana de la Familia, Abrazo en Familia, Semana de la Vida, Jornada del Niño por Nacer, Día del Niño, Día del Padre, Día de la Madre, Día de los Abuelos y otras celebraciones familiares.

ü   Favorecer la participación de la familia en asociaciones y movimientos dedicados a la formación humana y cristiana de la misma.

ü   Estimular, mediante programas integrales humanos y cristianos, la santificación de hogares y promover su celebración comunitaria.

ü   Profundizar la espiritualidad familiar desde el modelo de “Iglesia doméstica”, por medio de la escucha de la Palabra de Dios, de la oración y de la búsqueda del camino espiritual específico como vocación hacia la santidad.


2.1 LA FAMILIA OBJETIVO DE LA “NUEVA EVANGELIZACION”.

         Para enmarcar la institución familiar como unos de los objetivos de la "acción evangelizadora" es necesario conocer qué significa evangelizar y es necesario recordar a la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi de Pablo VI cuando nos dice: "Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y con su influjo, transformar desde dentro, renovar la misma humanidad…la finalidad de la evangelización es el cambio interior… la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambientes concretos."[18]

         La familia debe hacerse misionera de su propia condición. El matrimonio es esencialmente un corresponsal de la obra y de la creación de Dios. “Ustedes son mi imagen y semejanza” en medio de la creación. Es muy importante el hecho de que como familia se sientan enviados por Dios al mundo, sentirse misioneros para dar las buenas noticias de la vida conyugal.

         Sería muy provechoso que al recibir toda esa motivación y catequesis que ofrecen los diferentes centros o secretariados avocados a la formación familiar, hicieran de la familia testigos del evangelio, lectores continuos de la Palabra de Dios que debe esta convertirse en vida conyugal y que automáticamente pasara a ser texto para la misión en su comunidad, y es que toda palabra nacida del corazón se convierte en evangelio de vida para otros. El versículo “miren como se aman”[19] es el logotipo de la proyección apostólica familiar.

         Es muy importante el testimonio, pues es la verdadera palabra que anuncia. La mentira tiene demasiados agujeros por donde proyecta su propia sombra. Cuando hay un verdadero testimonio las demás palabras se pronuncian con peso y autoridad, por algo decía Jesús: “si no creen en mí al menos crean en mis obras”.[20] El Padre Antonio Gracia, quien es un gran animador de los encuentros familiares en Venezuela, dice que en la familia debe ser formadora y promotora humana, pues en la familia se cultivan y fomentan los valores humanos del la igualdad, de la verdad del amor, de la justicia, de la sinceridad, del compartir y de la solidaridad. Ahí se siembra la verdadera semilla de la fraternidad, del respeto, de la igualdad. Ahí se fragua la verdadera política social.

         Además, añade que la familia es formadora espiritual. Ellos se convierten en los primeros evangelizadores, catequistas y sacerdotes de sus propios hijos. Ellos son la mejor noticia para sus hijos. Son como el rostro de Dios. Con sus palabras los educan en la fe y con su testimonio, los iluminan en su comportamiento. Ellos los ofrecen y consagran a Dios. La familia unida, gozosa, creyente, revela el rostro comunitario de Dios. Así de humilde se presenta el retrato de Dios. Pero así de cercano, de nuestro.[21]


2.2 LA FAMILIA COMUNICADORA, SOLIDARIA Y RESPONSABLE.

         Es importante hacer referencia a un tema importante como lo es el dialogo familiar; este patentiza y dinamiza la sociedad desde la familia, por ser ella la cuna de donde emana la comunicación estable de toda la sociedad. El monólogo es conversación consigo mismo, el dialogo es tarea de dos, es relacionarse de corazón a corazón. No es simplemente hablar por hablar. Es abrirse y darse, es recibirse con amor y delicadeza interior. La palabra es el vehículo externo de la realidad a compartir. El dialogo se convierte así en una exigencia conyugal para lograr un conocimiento mutuo, para afianzarse interiormente en la aceptación, en el acoplamiento y en la proyección de vida. Sin comunicación no hay matrimonio. El matrimonio no se construye con dos personas que se configuran voluntariamente como sordomudos. El matrimonio es de oyentes y comunicantes.

         ¿Que sucede cuando se carece de dialogo? Lógicamente la familia esta mal. Entre los aspectos que producen la incomunicación encontramos un cultivo de actitudes negativas en la familia y estas son: “las burlas, los gritos, las muecas, las caras largas, los insultos, los reproches, el rencor, las ironías, las amenazas, los sermones, la susceptibilidad, las discusiones, el acusar al otro, el descalificar al otro, de manera brusca, el discutir por nada, el cerrarse a si mismo, el juzgar la intención del otro, los castigos físicos o morales. El dar portazos (…) y el dejar que la T.V. se imponga sobre el horario familiar”[22].

         En contraposición a todo esto se debe adoptar en la familia un actitud de escucha y comprensión. La actitud de escucha sería prestar atención para percibir del otro su emisión verbal y su emisión no verbal, escuchar el contenido de la palabra y la emoción con que se pronuncia. Escuchar lo que dice, lo que quiere decir, lo que no se atreve a decir por medio o porque no sabe cómo decirlo, o lo que dice de más porque está invadido por una pasión que lo perturba emocionalmente. Comprender no es estar de acuerdo, es sencillamente comprender. También esto es importante; porque a veces alguien pudiera confundir comprender con estar de acuerdo, y son dos cosas totalmente distintas. La humildad recrea la actitud de escuchar y de comprensión, pues la humildad busca con honestidad la verdad del otro con admiración. La humildad ayuda a crear el clima de libertad interior necesario para acogerse desde una verdadera compresión.

         Otro valor que se debe inculcar en nuestras familias venezolanas es el de la solidaridad. Este valor es fácil interpretarlo. Sería como avocarse a la causa del otro, dar todo mi apoyo y mi consideración en los momentos más difíciles que padezcan los miembros de la familia, en la realidad todos tenemos problemas, unos más, otros menos, pero nadie se escapa de tener un mal momento. Por ejemplo: en un momento de enfermedad, pérdida de empleo, un fracaso, una tragedia  etc. Es en ese momento que la sangre llama y nos vemos motivados a ser solidarios y brindar nuestro apoyo a los nuestros en esas situaciones que llegan al límite y que por ende nuestro único recurso nos lleva a mirar en nuestra familia que son los únicos que siempre estarán allí para darnos el consuelo y el apoyo en los momentos más difíciles de nuestra existencia. El gran valor de tener una familia solidaria es inmensurable. Cuando ejercemos esta solidaridad la familia crece, se fortifica y acumula fuerzas y esas mismas diferencias enriquecerán nuestro ambiente, recuperaremos la confianza perdida y miraremos el porvenir sin los temores que antes nos sometían para afrontar nuevos caminos y nuevos retos.

         En la Exhortación Apostólica “Familiaris Consortio” de Juan Pablo II, manifiesta que dentro del « pueblo de la vida y para la vida », es decisiva la responsabilidad de la familia: es una responsabilidad que brota de su propia naturaleza la de ser comunidad de vida y de amor, fundada sobre el matrimonio y de su misión de « custodiar, revelar y comunicar el amor ». De esta manera, la familia constituye una comunidad de personas, el santuario de vida, el desarrollo de la humanidad, el signo visible de participación de vida en la misión de la Iglesia.[23]

         El valor de la responsabilidad debe convertirse en un ingrediente fundamental dentro del núcleo familiar, los padres tienen allí una hermosa labor de educar bajo este gran valor, cultivar la estabilidad en los hijos, hacerlos sentir seguros de si mismos inclusive enseñarlos a ser responsables y realizar actos responsables, mostrarles las obligaciones que cada miembro posee, hacerlos responsables por las acciones que cometen. Sería esto educar en la responsabilidad moral. No es tarea fácil promover el mencionado valor dentro de la familia, mas sin embargo es imprescindible en la formación de nuestros hijos, ya que ellos en el futuro serán testigos y maestros de las nuevas generaciones de todos los valores que aprendieron a cultivar durante su vida, siendo así la familia la primera escuela de educación y patrimonio armónico de los valores fundamentales para una sociedad.


2.3 LA FAMILIA, LUGAR PRIVILEGIADO PARA EDUCAR EN LA JUSTICIA.

         El amor de los padres respectos a los hijos se concreta en la obligación de poner los medios necesarios para educarlos convenientemente. Ello abarca todos los ámbitos de la vida. El fin de la educación  es la felicidad del hijo que se obtiene en la medida en que tienda a lograr la plenitud de la existencia. Por ello, el fin de la educación es alcanzar la unidad de vida del hijo y un conveniente desarrollo intelectual y moral.

         Los padres deben esforzarse en conjugar el cariño a sus hijos con la fortaleza que requiere el logro de su formación. Si la justicia es la virtud que nos hace dar a cada uno lo que le corresponde, se hace necesario inculcar el valor de la justicia para evitar que se conviertan en adultos egoístas creyéndose el “rey de la casa” o el ombligo del mundo y viva así durante toda su niñez y juventud, además se convertirá en incapaz de descubrir las necesidades de los demás. En todo caso, la educación debe ser educativa y no simple desahogo pasional de los padres. Se debiera evitar todo permisivismo con el fin de sortear posibles conflictos a futuro, pues este “permisivismo” trae graves consecuencias; los padres deben actuar con prudencia, en todo caso han de esmerarse en la elección de los modos de actuar pero no deberían claudicar al momento de exigir a sus hijos aquellas actitudes que consideren decisivas en su formación. El Papa Benedicto XVI, en un mensaje al respecto dice que: “La familia es un fundamento indispensable en la sociedad y los pueblos, así como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto Jesús honrando a la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario en la educación de la persona. Es una verdadera escuela de humanidad y valores perennes. Nadie se ha dado el ser a sí mismo. Hemos recibido de otros la vida, que se desarrolla y madura con las verdades y valores que aprendemos en la relación y comunión con los demás. En este sentido, la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y comunitaria, y es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral”.[24]

         En el texto vemos como el Papa concretiza el valor fundamental de la familia en el ámbito educativo siendo ésta un patrimonio insustituible siendo un manantial de energías morales y espirituales.


2.4 CONSEJOS ESPIRITUALES PARA MEJORAR LA VIDA FAMILIAR.

         Para destacar la gran importancia que tiene la familia y para mejorar la situación familiar no podemos dejar pasar desapercibida la santidad cristiana, que es una exigencia para la familia: “conviene que los cónyuges y padres cristianos, siguiendo su propio camino, se ayuden el uno al otro en la gracia, con la fidelidad en su amor a lo largo de toda la vida, y eduquen en la doctrina cristiana y en las virtudes evangélicas a la prole que el Señor les haya dado”.[25]

         Cada sacramento contiene exigencias nuevas de santidad, de lo cual, como es lógico, no queda excluido el sacramento del matrimonio. En efecto, los cónyuges reciben en el sacramento del matrimonio nuevas gracias que deben ser correspondidas, pero hay que tener muy en cuenta que, la gracia matrimonial no es sólo la que se comunica en el momento de la recepción del sacramento, sino que añade una asistencia especial del Espíritu a lo largo de toda existencia en orden a obtener la perfección del propio estado y la ayuda para cumplir su cometido como esposos y padres.

         También es preciso subrayar que la vida de los esposos no debe perseguir sólo una existencia ética, el compromiso de cumplir los deberes de justicia y la castidad conyugal, sino que han de aspirar a adquirir la santidad propia de su estado. Por otra parte podemos decir que la espiritualidad de los esposos corre el riesgo de perderse en un simple moralismo. La forma de evitarlo, es que los esposos vivan fielmente su condición de bautizados.

         Otro punto clave para mejorar la vida familiar es acoger la palabra de Dios. En este sentido la familia cristiana será en cada momento de la historia una señal de autenticidad de lo que realmente es, según los planes de Dios, la familia que se origina en el matrimonio. También no hay que dejar pasar de largo los momentos fuertes de la vida familiar representado por los sacramentos: de bautismo, primera comunión, confirmación, matrimonio y unción de los enfermos. Son acontecimientos familiares que deben ser vividos plenamente; la celebración de los aniversarios de estos y otros acontecimientos familiares, la oración familiar, la lectura bíblica, la catequesis hecha por los padres, son otros tantos medios para enriquecerse espiritualmente.


2.5 CELEBRACIONES QUE UNEN A LA FAMILIA VENEZOLANA.

Dia del abrazo en familia.

         En el año 1990, la CEV (Conferencia Episcopal Venezolana), a través del Departamento de Pastoral Familiar, propuso celebrar el Día Nacional de la Familia, se escogió como fecha el 2do domingo del mes de Noviembre. El objetivo de esta campaña era reforzar los lazos afectivos entre los miembros de la familia, promoviendo los valores de la comunicación, la cooperación y el respeto. Se eligió como Lema para aquel año: Día del Abrazo en Familia, el cual impactó tanto en la sociedad que quedó establecido como frase que identifica a este programa.[26]

Semana por la vida.

       El respeto al derecho por la vida, es una verdad que debe ser anunciada, promovida y defendida en la sociedad actual, para que se tome consciencia que "el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida" [27]

         En referencia a la misma situación social de Venezuela, donde se refleja numerosos secuestros, abortos, muertes violentas ya sea por arma de fuego o sicariato, la Conferencia Episcopal Venezolana ha tomado la iniciativa por casi 10 años junto con el Departamento de Pastoral Familiar e Infancia de la misma, de celebrar la “semana por la vida” en cada una de las diócesis, parroquias, comunidades religiosas, hospitales e instituciones educativas del país. Es una iglesia que cada día se hace "Peregrina en defensa de la vida", por lo general siempre se celebra en la tercera semana de marzo de cada año.

         A través de este acto simbólico a favor de la vida, según explica el Departamento de Pastoral Familiar de la CEV en el volante de la Campaña, se busca motivar a las personas a una peregrinación con mensajes alusivos al don de la vida. "La Iglesia católica te invita a acompañarla en su lucha por el don más preciado por Dios: la vida. Caminemos juntos con pancartas y con emblemas alusivos a la celebración de la ‘Semana por la Vida'. Oremos en familia, caminando con la comunidad, el Rosario por la Vida"; es lo que dice el anuncio que se da a conocer en las parroquias venezolanas.[28] La Campaña de la "Semana por la Vida" en Venezuela, ha girado en torno a diversos temas y lemas, entre ellos: "Defiende la vida no más violencia... Por una vida digna de todos y para todos" (2010); "Unidos en oración por la vida" (2009); "Defiende y promueve la vida" (2008); "Semana por la vida... una ruta y compromiso por la paz"; "Yo defiendo la vida”.

         En el mismo orden de ideas el tríptico de la campaña señala: "Recordemos que todo hombre y mujer, sin importar la raza, color, cultura, sueñan y luchan por una vida más digna, donde se sienten motivados a cumplir sus ideales y proyectos en el día a día, lo que permite pensar o expresar: ‘mañana haré esto, aquello...', justamente porque tener vida, es sentirse motivado a cumplir sueños".[29]
 

DIA DEL NIÑO.

         En 1954 la asamblea general de la Organizaciones de las Naciones Unidas decide que en el mundo entero se conmemore el día del niño decretando que cada país buscase una fecha propicia para el mismo. En Venezuela esta fecha se decretó para el tercer domingo de julio; Avalado el decreto por la UNICEF coincidiendo de esta manera la fecha con el inicio del periodo vacacional en Venezuela. Esta celebración es una forma de recordar que nuestros niños son el futuro de la patria y que su sano desarrollo y crecimiento es tarea de todos y ellos, los más pequeños, merecen de toda nuestra atención. Venezuela no se escapa de poder encontrar niños en situaciones de abandono, los famosos “niños de las calles”, huérfanos y niños a los cuales se les vulnera su felicidad y libertad.

         Ante esta situación la Iglesia venezolana está continuamente prestando su apoyo, ayuda, con numerosas instituciones educativas, en las cuales recibe a los niños huérfanos, a los niños con problemas especiales, inclusive hospitales, en donde se les ayuda y alienta a tener una mejor calidad de vida, también en las diversas parroquias del país organizan encuentros, jornadas y campañas para la atención y promoción de los niños que viven esta mala situación en los distintos barrios y sectores populosos de la nación.

DIA DE LA MADRE.

         En 1921 una asociación civil llamada “caridad y concordia” presidida por el Dr. Jesús María Arcay, toma la iniciativa de celebrarla por primera vez en Venezuela, haciendo a su vez que esta fiesta fuera adoptada por el consejo legislativo de su ciudad de Valencia, Estado Carabobo. Repercutió tanto la celebración en el país que la mayoría de los municipios adoptaron la fecha para rendirle tributo a las madres hasta que finalmente en 1924 por resolución del congreso de la República de Venezuela, decretaba la celebración anual.

         En Venezuela la Iglesia esta presente con numerosas campañas de promoción a la mujer tales como: consultorios de asesoramiento jurídico gratuito para la mujer maltratada, caritas, talleres artesanales, comedores populares, ONG de ayuda para la adolecente con embarazo precoz etc, conociendo con claridad, y a fondo las luces y sombras que existen en el entorno de nuestra mujer venezolana.

DIA DEL PADRE.

         Este celebración esta pautada en el país para el 3 domingo de junio. En Venezuela esta fecha se ha convertido muy comercial sin dedicar todavía verdadero interés por resaltar los valores que un buen padre debiera tener, a tal punto que el C.P.V le dedico un desafío para promover la figura integral del padre, dado que la mayoría de nuestras familias están centradas en la madre, con una inexistente o ausente figura paterna, la cual llama encarecidamente a que la pastoral familiar y los otros movimientos promuevan esta celebración y destaquen la figura del padre, que despunta hasta ahora en muchas actividades sociales, actividades relacionadas con la catequesis de iniciación y preparación a los sacramentos, y en las liturgias dominicales.

         En este caso el C.P.V en el numero 49 de una manera general aconseja promover las celebraciones y actividades familiares, pero con mayor énfasis en aquellas que destaquen la figura del padre, dado que la mayoría de nuestras familias generalmente están centradas en la madre, con una inexistente o ausente figura materna. Este empeño lo debe desarrollar la Pastoral familiar junto con el apoyo de otros movimientos familiares.[30]


2.6 ATENCION PASTORAL A LAS FAMILIAS EN SITUACIONES ESPECIALES.

         Las normas conciliares nos dicen que:

ü  En nuestras comunidades cristianas están presentes varios tipos de familia que requieren de una especial solicitud pastoral: parejas de casados por el sacramento, casados sólo por civil, divorciados y divorciados unidos de nuevo, parejas en concubinato, madres solas con hijos.

ü  Se promoverán para esta pastoral actividades de información y de formación de pastores y agentes laicos sobre los criterios doctrinales del magisterio y la variedad de formas de participación que estas parejas pueden realizar dentro de su comunidad cristiana, según las orientaciones de la Familiaris Consortio (Cf. FC 77-85).

ü  Particular caridad y apoyo requieren aquellas parejas cuya situación no les permite participar de la Comunión y de la Confesión. Las parroquias y grupos parroquiales les ofrecerán el espacio y el apoyo necesario para caminar en la fe de su bautismo, y sostendrán su vida espiritual en la oración, la escucha del Evangelio, la participación en la Misa, la caridad y en la educación cristiana de los hijos (Cf. FC 84). Ha de promoverse igualmente su activa participación en los servicios pastorales de la Iglesia.

ü  La Iglesia sostiene desde siempre la indisolubilidad del vínculo matrimonial legítimamente contraído[31]. Pero existen también situaciones, hoy con frecuencia numerosas, en las que ese vínculo no se produce. Para atender a esta realidad hay pocos tribunales eclesiásticos, por lo cual se estimulará a las diócesis a preparar sacerdotes y laicos para este servicio hoy tan necesario[32].

ü  Para los agentes de los diversos servicios de pastoral se promoverán talleres, charlas o cursos que ofrezcan la suficiente información y formación sobre las causales de nulidad matrimonial, a fin de prevenir matrimonios inválidos y orientar hacia los tribunales eclesiásticos a divorciados y vueltos a casar cuyos casos reúnan las condiciones para ser sometidos a procesos de nulidad.


2.7 LAS SITUACIONES ESPECIALES.

         El Papa Juan Pablo II en su exhortación apostólica Familiaris Consortio en los números 80-84 describe las situaciones especiales que debido a las transformaciones culturales de nuestro tiempo se van difundiendo por desgracia  entre los católicos dañando la estructura familiar; ellas son:

         Matrimonios a prueba: es una situación irregular que muchos quieren justificar atribuyéndole algún valor haciendo de su unión una especie de “experimento”. Contradiciendo el matrimonio real entre dos bautizados siendo éste el símbolo real de la unión de Cristo con la Iglesia, una unión que no es temporal ni “ad experimentum”, algunos autores afirman que por lo general quienes recurren a este tipo de relación son personas inseguras, que han visto infidelidades en sus padres o han sufrido algunos fracasos amorosos, pero si es un amor verdadero se destruye para siempre en esa supuesta “prueba”[33].

         Uniones libres de hecho: son uniones sin algún vínculo institucional  públicamente reconocido, ni civil ni religiosos. El Papa llama a los pastores a prestar atención y a limitar sus consecuencias, existen muchos factores que conllevan a vivir una relación de este tipo entre los cuales destacan: ignorancia, pobreza, condicionamientos debido a situaciones de injusticia, inmadurez psicológica, el temor a sentirse atado etc. El Papa también llama nuevamente a los pastores y a la comunidad eclesial a acercarse a estas personas con sumo respeto y discreción e iluminar con corrección caritativa y de testimonio familiar cristiano para que puedan allanarles el camino y regularizar su situación.[34]

         Católicos unidos con mero matrimonio civil: es cada vez mas frecuente el caso de católicos que por motivos ideológicos prácticos, prefieren contraer sólo matrimonio civil, rechazando o difiriendo el religioso. Su situación no puede equipararse sin más a la de los que conviven sin vínculo alguno, ya que hay en ellos al menos un cierto compromiso a un estado de vida concreto y quizá estable aunque a veces no es extraña a esta situación la perspectiva de un eventual divorcio. Solo se busca el reconocimiento público del vínculo por parte del Estado. Tales parejas demuestran una disposición a asumir, junto con las ventajas, también las obligaciones, a pesar de toda, esta situación tampoco es aceptable para la iglesia.

         Separados y divorciados no casados de nuevo: motivos diversos, pueden conducir dolorosamente al matrimonio válido a una ruptura con frecuencia irreparable. Obviamente la separación debe considerarse como un remedio extremo, después de que cualquier intento razonable haya sido inútil. En este caso la comunidad eclesial debe particularmente sostenerlo, procurarle estima, solidaridad, comprensión y ayuda concreta, de manera que le sea posible conservar la fidelidad, incluso en la difícil situación en la que se encuentra: ayudarles a cultivar el perdón, propio del amor cristiano y la disponibilidad a reanudar eventualmente la vida conyugal anterior.

         Divorciados casados de nuevo: la experiencia diaria enseña, por desgracia, que quien ha recurrido al divorcio tiene normalmente la intención de pasar a una nueva unión, obviamente sin el rito religioso católico, tratándose como de una plaga que, como otras, invade cada vez mas ampliamente incluso los ambientes católicos (…) la Iglesia, en efecto, instituida para conducir a la salvación de los hombres, sobre todo a los bautizados, no puede abandonar a si mismos a quienes, unidos ya con el vinculo matrimonial sacramental han intentado pasar a nuevas nupcias. Por lo tanto procurará infatigablemente poner a su disposición los medios de salvación[35].

 

2.8 EL DIVORCIO VA EN CONTRA DE LA NATURALEZA PROPIA DEL MATRIMONIO.

         La unión que posteriormente por voluntad propia la disuelven deforma gravemente la unidad familiar y el sentido sacramental del matrimonio, sino que ha través de este hecho del divorcio, los esposos no llegan a esa donación real de sus personas, sino que sólo se entregan uno al otro como una especie  de deposito bancario que en cualquier momento puede ser retirado. De tal modo que el divorcio desliga esa intima unidad entre ambos cónyuges, convirtiéndoles así, en unas especie de socios que en cualquier momento pueden dejar de lado sus relaciones de negocios, degradando de esta forma, “en su misma raíz el amor conyugal, sustituyendo la norma personalista del amor total por un precario principio utilitario”[36].

         Este autor nos da a entender que el riesgo está en que los esposos puedan convertirse en una especie de juguete desechable, que cuando deja de dar la utilidad, o cuando deja de agradar simplemente se abandona buscando un reemplazo. Se sabe que un verdadero matrimonio cristiano durante su camino, deberá pasar por distintas “pruebas” y obstáculos pero éstas no pueden ser motivo para pensar en la separación. Es más, deben convertirse en una ocasión de purificación y fortalecimiento del mutuo amor.

         De tal forma que cuando se desarrolla en nuestra sociedad una mentalidad divorcista se atenta contra los fines del matrimonio que es  el bien de los cónyuges la generación y educación de la prole.[37] Los hijos, de existir, inocentes de todo crecerían en un hogar mono parental, sin la referencia diaria del padre o la madre, por lo que se opondría no solo el divorcio a la fe cristiana,  sino a la naturaleza misma del matrimonio. Por eso es que, “el matrimonio como el amor, es un compromiso que rechaza los limites del tiempo y el espacio. Es una alianza que termina sólo con la muerte, proclamando así, el amor autentico, da seguridad a los hijos y a los propios cónyuges, y fortifica a la sociedad”[38].

         En el número 96 del C.P.V. dice que: la Iglesia sostiene, desde siempre, la indisolubilidad, del vínculo matrimonial legítimamente contraído. Pero reconoce que hoy existen situaciones, con frecuencia numerosas, en las que ese vínculo probablemente no existe. Para atender a esta realidad hay pocos tribunales eclesiásticos, por lo cual se debe estimular a las diócesis a preparar sacerdotes y laicos para este servicio hoy tan necesario[39].

 

2.9 UNA PASTORAL PARA LOS DIVORCIADOS.

         Es necesario comentar, para una comprensión de esta realidad, algunos contenidos esenciales y pronunciamientos magisteriales las cuales fueron sintetizadas en ocho tesis en un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuando era prefecto el entonces Card. Ratzinger.

v  Los fieles divorciados vueltos a casar se encuentran en una situación que contradice objetivamente la indisolubilidad del matrimonio.

v  Los fieles divorciados vueltos a casar continúan siendo miembros del pueblo de Dios y deben experimentar el amor de Cristo y la cercanía materna de la Iglesia.

v  Como bautizados los fieles divorciados vueltos a casar están llamados a participar activamente de la vida eclesial, en la medida en que esta sea compatible con su situación objetiva.

v  Por motivo de su situación objetiva los fieles divorciados vueltos a casar no pueden ser admitidos para recibir la sagrada comunión ni tampoco acceder por su propia iniciativa a la mesa del Señor.

v  Por motivo de su situación objetiva los fieles divorciados vueltos a casar no pueden “ejercitar ciertas responsabilidades eclesiales”.

v  Si los fieles divorciados vueltos a casar se separan o viven como hermano y hermana podrán ser admitidos a los sacramentos.

v  Los fieles divorciados vueltos a casar, que estén convencidos subjetivamente de la invalidez de sus respectivos matrimonios precedentes, deben regular su situación en foro externo.

v  Los fieles divorciados vueltos a casar no pueden perder nunca la esperanza de alcanzar la salvación.[40]

         El C.P.V en los números 95 y 97 recuerda que se debe ofrecer particular caridad y apoyo a las parejas cuya situación no les permite participar de la Comunión y de la confesión. Para los agentes de los diversos servicios de pastoral se promoverán talleres, charlas o cursos que ofrezcan la suficiente información sobre las causales de nulidad matrimonial a fin de regularizar la situación a parejas que lo necesiten[41].



CONCLUCION

            Nuestra Iglesia en Venezuela, a través del documento: Iglesia y Familia: Presente y Futuro del Concilio Plenario de Venezuela, nos recuerda el gran reto que tenemos como Iglesia al “buscar establecer lineamientos para la atención de la familia por parte de la Iglesia Venezolana, para conducirla al modelo ideal de Familia Iglesia Doméstica,” (familiaris consortio, 49); La cual fue constituida desde su mismo origen. Permitiendo llegar al discernimiento de algunas orientaciones pastorales que respondan a una comunión orgánica y coordinada con otros sectores pastorales, teniendo en cuenta que "El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrictamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar." (gaudium et spes, 47) El Papa Benedicto XVI ha expresó en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe,  la cual fue celebrada en Aparecida – Brasil, insistió que: “estamos llamados a dar un renovado impulso a la Evangelización, teniendo en cuenta que es en la familia, donde se acoge el don de la vida, convirtiéndose en el lugar adecuado para responder al don de la vocación, especialmente ahora en que se siente tanto la necesidad de que el Señor envíe trabajadores a su mies a anunciar su Evangelio en todos los ambientes”. (Cfr. Aparecida 13-31, documento conclusivo, mayo 2007). Por tal motivo, con nuestro trabajo de investigación queremos dar un aporte para el inmenso mar de necesidades de nuestra Pastoral Familiar en Venezuela y del Concilio plenario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

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V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento Conclusivo, Aparecida, 2007.

 

 

 

 

 

 




[1] [1] Cf. Código de Derecho Canónico, c. 1063
[2] CONCILIO ECUMENICO VATICANO II,  Constitución Pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual, 1967.  Biblioteca de autores cristianos. 2007
[3] Cfr. N. 47.
[4] II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Conclusiones,  Medellín, 1968,  p. 87.
[5] Cfr. JUAN PABLO II, Discurso inaugural pronunciado en el seminario Palafoxiano de Puebla de los Ángeles, México, 28/01/1979
[6] Cfr. IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Santo Domingo, 1992.
[7] Cfr. J. CARRERAS, H.FRANCESCHI, M. ORTIZ, Derecho Canónico del matrimonio y de la Familia, Pusc, Roma 2007. 258, pp.
[8] Cfr. V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento Conclusivo, Aparecida, 2007.
[9] Cfr. www.pastoralfamiliarvenezuela.org, pág, web consultada el 28/02/2011
[10] Idem.
[11] Pontificio Consejo para la Familia. Preparación al Sacramento del Matrimonio, 13 de mayo de 1996, 17.
[12] Cfr. Código de Derecho Canónico, c. 1115.
[13] SANCHEZ, URBANO, ¿Qué hacer por la familia Latinoamericana? Revista trípode,  1994,  p.15
[14] Cfr. CENTRO TEOLOGICO SACERDOTAL, Algunas dimensiones Pastorales del ministerio sacerdotal, Caracas, 2001.  P, 17.
[15] JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, San Pablo ediciones, 1981, p. 111
[16] Cfr. Código de Derecho Canónico, cc. 529 §1; 768 §2.
[17] Cfr. Ibid, c. 226.
[18] PABLO VI, evangelii nuntiandi, N. 18, año 1975. San Pablo ediciones.
[19] Cfr. Juan 13, 34-35.
[20]  Cfr. Juan 10,38.
[21]  Cfr. GRACIA, ANTONIO, Itinerario de crecimiento conyugal, San Pablo Ediciones, Caracas  2008,  p. 126.
[22]  FRANCO CUARTAS, GLORIA ELENA, La comunicación en la familia, Ediciones Palabra, Madrid, 1994, p. 171.
[23] JUAN PABLO II, Familiaris Consortio, Ob. Cit. N. 17.
[24]  Cfr. BENEDICTO XVI, Homilía en la santa misa del V encuentro mundial de las familias, valencia, 9 de julio de 2006. Departamento de pastoral familiar C.E.V.
[25]  CONCILIO ECUMENICO VATIVANO II, Constitucion Dogmatica Lumen Gentium, Op, Cit. N. 41.
[26] Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA, departamento  de pastoral familiar e infancia, tríptico campaña caracas, 2010.
[27] Cfr. JUAN PABLO II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, 1995, N. 60
[28] Cfr. CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA, Tríptico en la Campaña de la Semana por la Vida, Caracas, 2011.
[29]  IDEM.
[30] Cfr. CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA. documentos aprobados. Caracas 2005.
[31] Cf. CODIGO DE DERECHO CANONICO cc. 1055-1057; 1060.
[32]     DIGNITAS CONNUBII, Sobre las normas que han de observar los Tribunales Eclesiásticos en las causas matrimoniales,  puede consultarse la Instrucción Art. 33; 113 §1, 8 de febrero de 2005.
[33] Cfr. JUAN PABLO II, Familiaris Consortio. San Pablo ediciones. Madrid, 1981. Pp. 155.
[34] Idem.
[35] Cfr. Ibid. N. 84.
[36] IRABURU, JOSE MARIA, El matrimonio en Cristo, gratis date, Pamplona, 1999, p. 40.
[37] Cfr. CODIGO DE DERECHO CANONICO, C. 1055.
[38]  SANCHEZ, URBANO. Guía para novios y casados, paulinas, Caracas, 1988, p. 14
[39] Cfr. CONCILIO PLEANARIO DE VENEZUELA. Documentos aprobados. Caracas 2005.
[40] CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Sobre la pastoral de los divorciados vueltos a casar, Librería Editrice Vaticana,  segunda edición, 2010, p. 11
[41]  Cfr. CONCILIO PLEANARIO DE VENEZUELA. Documentos aprobados. Caracas 2005.

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